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Actualizado: 12 de junio de 2025
Todo esto digo, alta y preciosa señora, porque me parece que la estada nuestra en este castillo ya es sin provecho, y podría sernos de tanto daño que lo echásemos de ver algún día; porque, ¿quién sabe si por ocultas espías y diligentes habrá sabido ya vuestro enemigo el gigante de que yo voy a destruille?; y, dándole lugar el tiempo, se fortificase en algún inexpugnable castillo o fortaleza contra quien valiesen poco mis diligencias y la fuerza de mi incansable brazo.
La incansable tenacidad de los danzantes correspondia á la de los músicos; y á pesar de emociones tan ardientes al parecer, ni un grito, ni un acento lírico, ni una sola palabra pronunciada en alto interrumpia el silencio extraño de la escena.
Al ver esta muestra de debilidad, las amigas apretaron el asedio, enviando cada cual un argumento más o menos poderoso; sobre todo Luisa, era incansable en formar silogismos, que alternaba sin cesar con súplicas ardientes. Al fin Lolita volvió lentamente la cabeza hacia Asunción. La pobre niña seguía en la misma postura, abatida, ocultando siempre el rostro con las manos.
Cierto que continuaba siendo esclava de sus antojos; pero no con la abnegación incansable de antes. Aquella esclavitud no era ya amoroso entretenimiento, sino carga abrumadora, cruz de enorme peso.
En dicho camino es notable un puente que se eleva sobre el río Olla, dedicado á Nuestra Señora de la Sacristía, según leímos en la piedra. En Majayjay, fuí á parar á la casa del suizo D. Gustavo Tóbler, excelente naturalista, radicado y casado en el país. Jamás olvidaré las horas que pasé al lado de aquella inteligencia verdaderamente cosmopolita, y de aquella actividad incansable.
«El Marqués del Aula distinguióse como cultivador incansable de las antigüedades . Así en lo que á la Arqueología se refiere, como en lo concerniente á la Filología, Mitología, Historia y sus ciencias auxiliares.
Hablador incansable, tenía siempre en sus labios historias inverosímiles que contarnos sobre sus aventuras en las cortes de Europa, en las que figuraban grandes señoras a quienes enseñó su arte.
El palacio del rico y el cuarto numerado del pobre abrían con igual amor sus puertas a aquel enemigo del escándalo, a aquel trabajador incansable de la viña del Señor, a aquel guerrero de la moral cristiana, a aquel perseguidor de las malas costumbres.
Aquella intimidad, aquella compenetración singular de los cuñados en casi todos los actos de la vida, había engendrado una ilimitada confianza entre ellos, sobre todo por parte de Gonzalo. Nada le pasaba a éste en la calle, en el café, que no viniese a contar a Cecilia, que le prestaba incansable atención.
Pero el grande talento del cardenal gobernador y de todos los que componian su real consejo, logró, aunque á costa de un incansable trabajo, aplacar las turbulencias; y poco despues, cuando falleció el rey D. Fernando el Católico, empezó á gobernar la España el emperador Cárlos V, por no hallarse con la capacidad suficiente para ello, su madre Doña Juana.
Palabra del Dia
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