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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Pausado, implacable, lento su toque a cada momento resuena como un lamento pregonando la hora única en extraña rima rúnica, y parece que sintiera intenso placer diabólico en este toque simbólico de muerte y desolación.
Todo aquel dolor culpable, oculto á las miradas del mundo y del que éste se habría compadecido y le habría perdonado, debía revelársele á él, el Implacable, á él, que no perdonaría jamás. ¡Todo aquel tenebroso secreto tenía que mostrarse precisamente al hombre á quien ninguna otra cosa podría colmar, como esta y de una manera tan completa, el deseo de venganza!
La explicación de la portera saltó de ventana en ventana hasta el último piso. El ruso movió la cabeza con expresión fatal. La infeliz no había dado sola el salto de muerte. Alguien presenciaba su desesperación: alguien la había empujado... ¡Los jinetes! ¡Los cuatro jinetes del Apocalipsis!... Ya estaban sobre la silla; ya emprendían su galope implacable, arrollador.
En seguida, levantándose de la silla y fingiendo un enojo implacable, agregó: ¡Vade retro! ¡vade retro! señor hipócrita, señor apestado, señor brujo, leña de Satanás! Sépase el galancete que su alma están en propincuo peligro de perdición, si es que ya no la tiene vendida al infierno, y que a no existir el secreto sacramental sería entregado aquí mismo a los familiares del Santo Oficio.
Amoldada su naturaleza a este género de vida, habríase tenido por infeliz si el trabajo o las ocupaciones le obligaran a vivir de otro modo. Era un asesino implacable y reincidente del tiempo, y el único goce de su alma consistía en ver cómo expiraban las horas dando boqueadas, y cómo iban cayendo los periodos de fastidio para no volver a levantarse más.
¡Qué suerte tan infausta te dio la Providencia! la esperanza nacida en tu pura conciencia, de la implacable parca, cayó bajo el rigor, y el ser idolatrado de tu sueño divino, se fué por el sendero que le trazó el Destino ¡y te has quedado sola con tu infinito amor! ¡Ah!
No citaré ninguno de esos casos; pero, ¿quién no recuerda en Bogotá la historia terrible de aquel anciano que habiendo ofendido involuntariamente a un hombre joven y de pasiones profundas, le pidió públicamente perdón, se arrodilló a los pies del arzobispo para que éste evitara el encuentro a que su adversario lo incitaba de una manera implacable; hizo, en una palabra, cuanto es dado hacer a un hombre para aplacar a otro?
Ricardo quiso ser artillero. ¡Cuántas lágrimas costó a su madre esta implacable decisión del niño! La primera vez que partió a Segovia, la buena señora creyó morir; se empeñó en no salir de casa hasta que su hijo volviese, y cumplió su empeño.
Las pompas religiosas, los ritos que hablan á los ojos, los cantos, las luces, las imágenes vestidas de oro, un culto en un idioma misterioso, los cuentos, los milagros, y los sermones fueron hipnotizando el espíritu, supersticioso ya de por sí, del país, pero sin conseguir destruirlo por completo, á pesar de todo el sistema después desplegado y seguido con implacable tenacidad.
Pero él no habría hecho aquella pintura alfeñicada y femenina, aquella pintura sin contraste y sin misterio. Sentía desde niño la fruición de los interiores sombríos, donde las pupilas descansan de la refracción implacable de las tierras y un solo rayo de sol revela bruscamente el color y la forma.
Palabra del Dia
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