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Actualizado: 15 de mayo de 2025


¡Si no es para hacerte daño, mujer! profirió él deteniéndose. Sólo quiero decirte dos palabras al oído... dos palabras solamente. Pues yo no quiero oirlas... ¡No te acerques! Plutón avanzó algunos pasos y ella retrocedió otros tantos blandiendo en su mano derecha la hoz. En cuanto te las diga me marcho manifestó él sonriendo diabólicamente. ¡No te acerques! exclamó de nuevo retrocediendo.

12 Los gentiles se despierten, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todos los gentiles de alrededor. 13 Echad la hoz, porque la mies está ya madura. 14 Muchos pueblos se [juntarán en] el valle del cortamiento; porque cercano [está] el día del SE

Y toda la gente de la huerta, hasta las mujeres y los niños, parecían contestar con sus miradas de mutua inteligencia: «; á verLas plantas parásitas, los abrojos, comenzaron á surgir de la tierra maldita que el tío Barret había pateado y herido con su hoz la última noche, como presintiendo que por culpa de ella moriría en presidio.

Su honradez primitiva le hizo avergonzarse de este envilecimiento, é intentó ponerse en pie para huir. La presión que producía sobre su estómago la hoz cruzada en la faja le dió escalofríos. Al incorporarse asomó la cabeza por entre el cáñamo y vió en una revuelta del camino á un vejete que caminaba lentamente, envuelto en una capa.

En efecto CANO, el P. MABILLON, y mucho antes LUIS VIVES, han hallado en algunos Teólogos muchas superfluidades. Tal vez dirá alguno que esto es meter la hoz en mies agena, pero la Lógica da reglas generales para gobernar al juicio, y es necesaria para dirigirle con rectitud y hacer buen uso de él en todas las ciencias.

Herrero: a toda hora es el hierro quien manda: ¡es el dios! Si te cruzas de brazos, si doblas el cuello al sopor, en tu abulia torpe ya no escucharás la solemne voz del hierro, tu amigo... Escúchame, herrero, y forja otra hoz." ....................................... La segunda segur, la de hierro, fabricada está. Es como la ceja borrascosa y dura de un fiero titán.

Miércoles y domingos, dormida la siesta, acudían a su palacio los varones más linajudos y doctos de la ciudad. La charla de aquella reunión acabó por convertirse en un verdadero gobierno; los mismos regidores iban a consultar allí sus dictámenes. Era un éxito imprevisto. Sin embargo, el señor de la Hoz estaba muy lejos de haberlo codiciado.

Y pues que á Chile cupo tal belleza De pluma, de valor, de cortesia, No es justo que se atreva mi rudeza Decir de Chile cosa: que seria Muy loca presumpcion y gran simpleza Meter hoz en la mies no siendo mia.

Imagínate que en la extremidad del bosque de Lavatay, sobre la última cresta de la montaña, hay una pobre casa, que de lejos parece perdida en el fondo de las nubes, y que se llama casita de las hoces, porque los senderos que antes descendían sobre el camino escarpado del abismo, se recurvaban sobre mismos como la hoz del segador.

Cristóbal de Monroy. Juan Bautista Diamante. 139 CAPÍTULO XX. Antonio de Mendoza. Alvaro Cubillo de Aragón. Juan de la Hoz. Antonio de Solís. Agustín de Salazar. 167 CAPÍTULO XXI. Crítica de este período. Nuevas tentativas para reformar el drama al estilo antiguo. Colecciones de comedias españolas. Extraordinario número de poetas en tiempo de Felipe IV y Carlos II. Francisco de Leyba.

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