Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de junio de 2025
El ejército no pertenece á ningún grupo ni defiende determinadas aspiraciones: pertenece á todos, es nuestro, muy nuestro, y todos debemos unirnos, olvidando agravios y recelos, para tributarle el homenaje que merece.
Le enseñé mis manos, desolladas a fuerza de aplaudir, asegurándole que el sacrificio de mi pellejo era un débil homenaje a su sobrenatural habilidad, comparable tan sólo con la del señor de Madureira. Su respuesta fue una gravedosa inclinación de cabeza, digna de la diosa Juno.
La generosidad de Cipriano era conocida: el recuerdo sería de valor. Maugirón entonó, con la música de la marcha del Profeta: ¡Marenval! ¡Honor á Marenval! Y todos entonaron en coro el himno solemne hasta que el héroe de aquel homenaje les interrumpió diciendo: ¡Silencio! Vais á hacer venir los comisarios del círculo. Sed razonables y marchaos con orden. Un beso y buenas noches.
Porque esos astros, cuya luz desmaya, Ante el brillo del alma, hija del cielo No son siquiera arenas de la playa, Del mar que se abre a su futuro vuelo!... No he podido rendir un homenaje más digno a las letras de Colombia, que la transcripción de esos versos de Diego Fallon.
Adivinó ella la causa de esta turbación colectiva, de este silencio repentino, pero quiso prolongar la situación con una coquetería cruel, sonriendo ante el popular homenaje.
Me basta que un amigo estrene un drama cualquiera, que publique una novela, o, simplemente, que sea nombrado ministro, para que yo me apresure a acudir al inevitable banquete de homenaje; pero Julio Antonio está en un caso muy distinto.
El público sabe que aquella dama no se perderá en el camino: ¿por qué contradecir ese convencimiento que tiene el público, cuando lo tiene con razon? No, señor, se dice: cuando aquella jóven entró en el café, no era dama del teatro. Ahora lo es, y la cultura tributa ese homenaje á la mujer, á la actriz y al público. Yo no lo creo así. Creo que el arte da belleza, no moral.
Cada nuevo Papa dirigía á la Universidad salmantina una carta especial, participándole su elección; y cuando había en Castilla nuevo Rey, la Universidad, en vez de enviarle Procuradores que le prestasen pleito homenaje, se reunía como en Cortes, por su propia cuenta, y le juraba fidelidad directamente.
Nunca el señor Desnoyers había marchado tan satisfecho por las calles de París como al lado de este mocetón con su capote de gloriosa vejez y el pecho realzado por dos condecoraciones: la Cruz de Guerra y la Medalla Militar. Era un héroe, y este héroe era su hijo. Las miradas simpáticas del público en los tranvías y en el ferrocarril subterráneo las aceptaba como un homenaje para ambos.
El mulaterío femenino de la casa y de la vecindad, había invadido la sala: no faltaban alrededor del féretro dos o tres mulatillas arrodilladas que se turnaban sucesivamente. Claro es que la sala había sido cubierta en un instante de crespón y de merino negros en homenaje a su ilustre dueña.
Palabra del Dia
Otros Mirando