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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Y se fue derecho a él con propósito de abofetearle; pero al llegar a su lado y verle tan poca cosa y empalidecer de susto, cambió de idea por escrúpulos de su conciencia hidalga, y se conformó, después de volverle de espaldas tirándole de las orejas, con administrarle una descarga de puntapiés, algunos de los cuales le levantaron más de un palmo sobre el encachado de la plazuela.
La falta de pruebas que había, el enojo del Conde cuando empezaron a embromarle con doña Beatriz, sus negaciones rotundas y el respeto y consideración ceremoniosa con que trataba en público a aquella mujer, todo ello sirvió sólo para que se pasmasen los amigos del maravilloso disimulo, de la hidalga prudencia y del noble sigilo de aquel dichoso mortal.
Al hablar de mi nacimiento, no imitaré a la mayor parte de los que cuentan hechos de su propia vida, quienes empiezan nombrando su parentela, las más veces noble, siempre hidalga por lo menos, si no se dicen descendientes del mismo Emperador de Trapisonda.
Mariquita León quiere ser, y casi lo consigue, el prototipo de la rica hembra de nuestros tiempos, no hidalga de alto linaje ni señora de siervos del terruño y de fortalezas y castillos, sino democrática labradora, que ella misma ordeña sus vacas, hace los quesos y se emplea en otras domésticas faenas y rústicos menesteres.
Gustóle mucho Zadig, y con la conversacion que se animó duró mucho el banquete. Díxole en fin Arbogad: Aconsejoos que tomeis partido conmigo, no podeis hacer cosa mejor; no es tan malo el oficio, y un dia podeis llegar á ser lo que yo soy. ¿Se puede saber, respondió Zádig, desde quando exercitais tan hidalga profesion? Desde niño, replicó el señor.
Pero ¡buena estaba la querida patria entonces para que volvieran a su regazo hijos de tan blando corazón como yo!... Porque tú no puedes figurarte lo que a mí me afligen estas inacabables desventuras de nuestra hidalga tierra, «la tierra proverbial de los caballeros», como siguen afirmando los españoles seriamente cultos.
Estraña es la ocasion que se te ofrece. Estraña es la ocasion que se me ofrece, Mas no podrá torcer mi hidalga sangre, De lo que es justo, y á sí misma debe. Quién tiene de saber lo que tu haces? Que un pecado secreto aunque sea grave, Cerca tiene el remedio y la disculpa. Quién tiene de saber lo que yo hago? Y un pecado secreto, aunque sea grave, Cerca tiene el remedio y la disculpa.
Este arte, incluyendo en él, aunque parezca disparatado, todo lo relativo a la matanza, es, en la provincia de Córdoba, un arte más liberal, menos entregado a manos mercenarias. Apenas si hay hidalga, por encopetada y perezosa que sea, que, según ya hemos dicho, no trabaje en estos negocios col seno e colla mano.
La enojaba también la condición harto plebeya del objeto de los amores de su padre, los cuales, si no dignos de aplauso, la hubieran parecido dignos de disculpa a haber sido con alguna hidalga recatada y de su posición, como había dos o tres en el lugar, que, según pensaba doña Inés, hubieran abierto a don Paco, si él hubiera llamado a la puerta de ellas pidiendo entrada.
Pero la misma idea de la elegancia aristocrática del traje le infundió un sentimiento algo exagerado del decoro y compostura que debía tener quien le llevaba puesto. Por desgracia, en la primera visita que hizo Don Diego á una hidalga viuda, que tenía dos hijas doncellas, se habló del niño Fadrique y de lo crecido que estaba, y del talento que tenía para bailar el bolero.
Palabra del Dia
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