Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de julio de 2025
Su sonrisa amistosa no se borró y escuchó con tranquilidad á su suegro cuando éste le explicó las antiguas relaciones comerciales dé Harvey and Cª y Marenval y compañía. Pero cuando Tragomer fué presentado á miss Maud por Sam Weller y se habló del viaje al rededor del mundo realizado por el joven, Sorege observó contrariado que el ganadero manifestaba por Cristián una repentina simpatía.
Usted me presentará á ellas, ¿verdad? Jacobo respondió: Sí. En la escalera se detuvo Marenval y dijo con aire malicioso: ¿Sabe usted lo que pienso, Cristián? Que miss Maud está á punto de enamorarse de nuestro amigo. Esa americanita es novelesca como una alemana... Y no le disgustaría hacerse francesa. Sorege salió de casa de Harvey temblando de furor.
Jacobo sencillo, dulce, un poco grave, y tan diferente de si mismo que era imposible reconocerle, se complacía en hablar con miss Harvey que le pedía interminablemente el relato de sus aventuras y de sus miserias. El joven confesaba sus errores, sus locuras y sus faltas y describía los sufrimientos de su vida con una humildad y una emoción, que conmovían profundamente á la americana.
Sorege se levantó bruscamente y dijo con acento furioso: ¿Si no son ellos, soy yo? En este instante se abrió la puerta y apareció Julio Harvey, rojo de indignación. ¡Pardiez! sí, es usted, puesto que es preciso decírselo. ¿Hase visto obstinación semejante? Mi hija le ha tratado con demasiada consideración... Yo no hubiera tomado tantas precauciones. Sorege hizo un gesto terrible.
Harvey lo sabía y se complacía en ello. Con frecuencia decía: Mis tres hijos juntos no valen lo que mi hija. Si la naturaleza no se hubiera equivocado y la hubiera hecho varón, esta muchacha hubiera aumentado en diez veces mi fortuna; mientras que los jóvenes no harán más que gastarla. Tenía por ella una alta estimación, lo que es la mayor prueba de afecto en un americano.
Nuestros dos franceses no habían apenas probado los vinos desde el principio de la comida. Julio Harvey, que era muy sobrio á causa de la gota, resultaba un triste anfitrión. Sorege tenía entablada una conversación, que parecía interesarle mucho, con Geo Seligman, el gran introductor de acciones de minas de oro en el mercado europeo.
Cuando supo que el elegido era el conde de Sorege, bromeó diciendo: Son tal para cual... ¡Un hipócrita con una desvergonzada! ¡Qué dichoso cruzamiento! En los días en que Tragomer y Marenval estaban preparando su viaje, fueron invitados á comer en casa de la señora de Weller y se encontraron allí con Harvey, su hija y su futuro yerno.
He sospechado un instante que Sorege había preparado esta encerrona para cogerme... Pero no; estaba tan violento como yo... Todo ha sido casual... En todo caso pienso, en un momento dado, sacar partido de la entrevista. Miss Harvey no permanecería indiferente á nuestros esfuerzos en favor de Freneuse.
Tú me hubieras abrazado; mi presentación á tus indígenas era inevitable; éstos hubieran hablado de nuestro encuentro y Harvey y sus hijos hubieran sabido que yo me iba á picos pardos, lo que, contando con el pudor anglosajón era para mí un serio contratiempo... Preferí, pues, suprimir el abrazo... ¿Me guardas rencor? Tragomer se había repuesto y estaba reflexionando.
Harvey se inclinó al oído de su hija: Es el pianista que acompaña á la cantante. Nuestra estrella no tardará en aparecer. Misa Maud se aproximó al músico y le condujo al piano, que ocupaba todo un ángulo del salón. En estos momentos llegaron otros invitados y unas cincuenta personas se agruparon según sus simpatías.
Palabra del Dia
Otros Mirando