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Actualizado: 14 de junio de 2025


Y cuando se han atracado de todo esto hasta no poder más, gritan con la boca llena: ¡schokolate, schokolate! ¡Dios mío! ¡Dios mío!... ¿Cómo vamos a alimentar a esta gente? Ya que la cosa es muy difícil dijo el cazador ; los grajos nunca tienen bastante queso. Pero, vamos a ver, ¿dónde están esos cosacos, bávaros y austriacos? Desde Grand-Fontaine no hemos encontrado ni uno solo.

Y, en diciendo esto, se acercó a la sima; vio no ser posible descolgarse, ni hacer lugar a la entrada, si no era a fuerza de brazos, o a cuchilladas, y así, poniendo mano a la espada, comenzó a derribar y a cortar de aquellas malezas que a la boca de la cueva estaban, por cuyo ruido y estruendo salieron por ella una infinidad de grandísimos cuervos y grajos, tan espesos y con tanta priesa, que dieron con don Quijote en el suelo; y si él fuera tan agorero como católico cristiano, lo tuviera a mala señal y escusara de encerrarse en lugar semejante.

Al día siguiente, al amanecer, se levantó rápidamente, abriose camino al través de los helechos a modo de palmeras, y del espeso matorral del pinar, asustando a la liebre en su madriguera y despertando la malhumorada protesta de algunos grajos calaveras, que al parecer habían pasado la noche en orgía; así llegó a la selvática cumbre donde una vez había hallado a Melisa.

Por fortuna era de día, y aunque ambos se dirigían contra , abriendo el pico y silbando, el sol los deslumbraba. Les di unos cuantos puntapiés, y por fin fueron a caer en un abeto, allá abajo; y los grajos, los zorzales, los pinzones, estuvieron volando alrededor de ellos hasta que llegó la noche, para arrancarles las plumas.

Los más negros pensamientos caían sobre su alma, como se abate sobre un cadáver famélica bandada de grajos y a picotazos le destrozan y le comen. Por lo mismo que él, durante toda la vida, había sido tan formal, tan sereno y tan poco apasionado, extrañaba y deploraba ahora el verse presa de una pasión vehemente y sin ventura.

Hícele cuartos y dile por sepultura los caminos. Dios sabe lo que a me pesa de verle en ellos haciendo mesa franca a los grajos, pero yo entiendo que los pasteleros de esta tierra nos consolarán, acomodándole en los de a cuatro.

Palabra del Dia

pléyades

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