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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Sin temor de equivocación se habría podido asegurar que Gracián pasó la noche en austeridades atroces sólo de él acometidas. La inescobata cellula, había perdido cantidad no pequeña del humus manresianus que cubría su suelo; pero Gracián tuvo el gusto de recibir la nueva y abundante remesa de aquel polvo al día siguiente de hacer al Sr. Tablas la recomendación que nuestros lectores conocen. Ocupábase aquella mañana, después de la clase de
No voy a hablar de ella impulsado por la fe poderosa que alentaba a San Pedro Alcántara, a San Francisco de Borja, a San Juan de la Cruz, al venerable Juan de Avila, a Bañes, a Fray Luis de Leon, al Padre Gracian, y a tantas otras lumbreras de la Iglesia y de la sociedad española, en la edad de oro de nuestra monarquía; ni con el candor con que la amaban y veneraban todos aquellos sencillos corazones que ella robó con su palabra y con su trato para dárselos a su Esposo Cristo; sino desde el punto de vista de un hombre de nuestro tiempo; incrédulo tal vez; con otros pensamientos, con otras aspiraciones, y, como ahora se dice, con otros ideales.
El mismo replicó Gracián. Y en el propio instante se abrió la puerta y apareció la cara, mejor dicho, la zalea con ojos del Sr. Zugarramurdi, el cual no dijo más que una sola palabra: Ese....
Navarro manifestó en su semblante, sin decir palabra alguna, el disgusto que le causaba un tema planteado ya muchísimas veces, aunque, sin fruto, por el venerable padre Gracián. No, no frunza usted el entrecejo dijo este, mostrándose decidido . No cejaré sino cuando usted me retire su amistad y me arroje de su casa. Eso no....
Encomendándose mentalmente a Dios, hizo propósito firme de no perderse con una exhibición imprudente ni envilecerse con cobarde fuga. A su lado pasó despavorido el Hermano Fermín Barba, que huía de los sicarios. Gracián no se animó a seguirle ni se atrevió a detenerle.
Serra está ilustrada por un erudito estudio, donde se dan muy curiosas noticias sobre los triunfos y la influencia que Gracián ha alcanzado como filósofo en Alemania. Dicho estudio, escrito en castellano con corrección y elegancia, se debe a la pluma del Sr.
Que Pipaón visitaba casi diariamente a su antigua amiga y paisana no hay para qué decirlo. Por añadidura, el excelentísimo D. Juan Bragas había simpatizado mucho con el jesuita Gracián.
Cervantes, Los baños de Argel, jornada 3.ª Mármol, Vida del P. Gracián, parte 2.ª, cap. 7.º, pág. 80. Haedo, diálogo 2.º, fol. 154. Gallardo inserta, en el núm. IV de su Criticón, el extracto de una relación inédita de cierto Diego Galán, acerca de su cautiverio en Argel, el cual habla con este motivo de las representaciones con que pasaban el tiempo los esclavos cristianos.
Como Gracián se interesaba tanto por sus amigos y quería llevar todos los beneficios posibles al seno de las familias cristianas, tomó muy a pecho la realización del casamiento de Bragas con Micaelita, proyecto de que ya hay noticias en el libro anterior.
Fulminando ira de sus ojos, Gracián gritó: ¡Canallas!... ¡Masones! y alzando el mueble apuntó a la cabeza del capitán de la vil tropa.... Pero en mitad de su movimiento fue herido en el costado con golpe certero, instantáneo. Vaciló en el aire el facistol. El mueble y el cuerpo enorme del clérigo cayeron de un golpe. Estremeciose el piso.
Palabra del Dia
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