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Actualizado: 24 de julio de 2025
No se decidía ni a besarla, gozando con la idea de poder hacerlo a sus anchas después de recibidas las bendiciones de la Iglesia, y aun de hacerle otras caricias con la falsa ilusión de no habérselas hecho antes. Mientras comían, Fortunata se sintió anegada en tristeza, que le costaba trabajo disimular.
Apenas han acabado las vacaciones y los retrasados están gozando de los últimos placeres campestres y de los penúltimos rayos de sol. Era lamentable para el predicador, que debe de tener una mala opinión de la piedad de las aiglemontesas, y muy triste para mí, que, si no me intereso siempre por el sermón, me fijo mucho en la manera especial que tiene cada cual de escucharle.
La mañana pasábala en San José, y uno de sus placeres era permanecer en el claustro de la iglesia viendo entrar y salir al gentío, gozando de la fresca sombra de los arcos, mientras unos pasos más allá ardía la tierra con la reverberación solar, mecían sus ramas los árboles lentamente, como angustiadas por el calor y el polvo que cubría sus hojas, y el ambiente denso parecía ser mascado antes de descender a los pulmones.
Soledad siguió á paso vivo por la calle de la Carne, que estaba á tales horas animadísima. Los faroles del municipio y las luces de los escaparates la bañaban de claridad. Discurría la gente por ella perezosamente, gozando de aquella primera hora de la noche antes de retirarse á casa. Grupos de hombres cruzaban charlando en voz alta.
Andrés caminaba hacia la rectoral, lentamente, con el sombrero en la mano para mejor refrescarse, gozando una vez más la poesía encerrada en aquel estrecho valle, el amable sosiego que reinaba en la campiña, la exquisita dulzura de aquella hora plácida y serena.
Todo Vetusta en aquel momento estaba gozando entre ruido, luz, música, alegría; y ella sola, sola, allí en aquel comedor obscuro, triste, frío, lleno de recuerdos odiosos o necios, huyendo la ocasión de dar pábulo a una pasión que halagaría a la mujer más presuntuosa. ¿Era esto pecar? Nada tenía ella que ver con don Álvaro.
Ramiro admiró el fantástico arminio que revestía las techumbres y las almenas en la noche diáfana; ¡y soñó en cosas del Cielo, en claras armonías del Paraíso, en el alma de Teresa de Jesús gozando de Dios, entre la innumerable blancura de los serafines!
¿Y á qué es debido el que hombres, gozando después, de todo de un excelente buen sentido y gran fuerza de voluntad, buscaran con tanta pasión la fuente divina que debía renovar sus cuerpos y se exponían alegremente á todos los peligros con la esperanza de encontrarla? Consiste en que nada les parecía imposible á los que habían visto realizarse las maravillas del Renacimiento.
En Suiza, el comun ó distrito es mas que la base fundamental de la sociedad política, es la sociedad misma. Los distritos, gozando de su autonomía primitiva y natural, se han aglomerado para fortalecerse, formando el Canton ó Estado, y no para limitar ó abdicar su vitalidad propia.
»La noche de Pasqua de Reyes se representó la famosa comedia de el Hércules de Ocaña gozando Su Magestad sobre todo de semejantes ejemplos, que imitan á los Heroes antiguos así en el valor como en esfuerzos sobrehumanos.» Idem 8 de febrero.
Palabra del Dia
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