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Actualizado: 13 de octubre de 2025
Bien es verdad que, a cambio de esa pequeña molestia de arrancar a los negros algunas piltrafas insignificantes de carne, se les bautizaba, y eso salían ganando. Zaldumbide era el San Francisco de Asís de los negros. No los tenía a todos en la misma cámara, sino en cuatro grandes cuadras, hechas con mamparos; les ponía camas de paja y les sacaba sobre cubierta para airearlos y lavarlos.
Su talento y estilo escénico le granjearon mucha fama, declamando, no sólo en Madrid, Zaragoza, Valencia, Barcelona y Lisboa, con general aplauso, sino recorriendo también con su compañía Italia y los Países Bajos, y ganando en todas partes riquezas y fama. Su carrera teatral comprende casi todo el siglo de oro del teatro español, porque llegó á la avanzada edad de ochenta años.
D. Diego en tabla, el inglés perdiendo las entrañas, y yo ganando hasta que cansados los tres y siempre invariable y terca la fortuna, dimos por terminada la partida. ¡Oh!, en los gloriosos años de 1810, 1811 y 1812 se jugaba mucho, pero mucho.
En fin, que el manuscrito fue ganando por momentos terreno en el corazón de nuestra simpática amiga, y que el joven se despidió de ella, embargado por la emoción, hasta el día siguiente. Al día siguiente Clotilde se presentó al empresario y le arrancó, mediante la amenaza de rescindir el contrato, la promesa de llevar a la escena lo más pronto posible el drama de Inocencio.
18 Casadas, estad sujetas a vuestros propios maridos, como conviene en el Señor. 21 Padres, no irritéis a vuestros hijos, para que no se vuelvan de poco ánimo. 24 estando ciertos que del Señor recibiréis el salario de herencia, porque al Señor Cristo servís. 4 para que lo manifieste como me conviene hablar. 5 Andad en sabiduría para con los extraños, ganando la ocasión.
En fin, hace usted bien en desaparecer de la escena por algún tiempo; después volverá con más bríos; para entonces, suceda lo que quiera, el negocio pendiente estará ya resuelto y el expediente de nuestro ferrocarril despachado: dirá la oposición que nada vamos ganando con ponernos en contacto directo con los salvajes, pero, lo de la higuera: si ellos pudieran, hacían uno a la luna. ¿Ha visto a Rocchio?
Así fué como los de Entralgo lograron el desquite, ganando inmensa gloria. Pero el hijo intrépido del tío Pacho de la Braña no pudo saborearla porque no halló en la romería á Demetria, aunque largo tiempo la buscó por todas partes. Nadie le daba noticia de ella, ni del tío Goro ni de Felicia. Preguntó á Flora y ésta tampoco sabía por qué su amiga dejara de asistir á fiesta tan renombrada.
Gaspar, más firme de lo que hubiera podido sospechar, comenzó a referir los terribles sucesos de Bautzen, Lurtzen, Leipzig y Hannau, donde los reclutas se habían batido como veteranos ganando victoria tras victoria, hasta que los traidores se pasaron al otro lado. Todo el mundo escuchaba en silencio.
Cuando Gallardo fue con su esposa y su madre a tomar posesión del cortijo, les enseñó el pajar en que había dormido con sus compañeros de miseria errante, la pieza en que había comido con el amo y la placita donde estoqueó un becerro, ganando por primera vez el derecho a viajar en tren sin tener que esconderse bajo los asientos.
Yo le debía esa carta desde Sevilla; pero como en Peleches se va el tiempo por la posta... ¡Qué cabeza la mía!... En fin, ya no tiene remedio: le contestaré aquí de palabra; y... ¡quién sabe si así saldremos ganando los dos? ¿No es verdad, papá?
Palabra del Dia
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