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Actualizado: 15 de mayo de 2025
En general, la quina responde á todas las fiebres procedentes de pérdidas, ó que las ha habido humorales en el curso de la dolencia, y en todas las que se prolongan por la influencia de fuertes evacuaciones naturales ó provocadas, especialmente cuando estas son la causa principal de los síntomas tifoídeos ó atáxicos.
Así, pues, viva usted en paz, ténganos un poco de cariño y ayúdenos a cumplir nuestro deber hasta el fin. El viejo Gil, que la condesa había traído para que le sirviese, ha caído enfermo de las fiebres de Italia, aunque ésta no sea la estación de las fiebres. Es un enfermo más y un servidor menos. »La alegría y la salud tienen una magnífica representación en la casa: el pequeño Gómez.
El tratamiento de la mayor parte de las fiebres exantemáticas empieza por la brionia ó por el acónito, segun la causa de su especialidad espansiva y de su accion regularmente inflamatoria.
El bolsista sentía como un renacimiento de la vida, algo que recordaba sus fiebres de joven, cuando siendo primer dependiente bromeaba y perseguía a la criada Teresa en la trastienda de Las Tres Rosas. Las niñas habían sido enviadas por su mamá a casa de «las magistradas». Juanito estaba en la tienda; y en cuanto a Rafael, no había que esperarle hasta bien entrada la noche.
Acaso se le ha recomendado en el tratamiento de las fiebres pútridas y adinámicas, porque su accion sobre los centros nerviosos es indirecta; pero está mas racionalmente indicado en la postracion y la adinamia procedentes de un estado asfítico; asimismo está indicado en la timpanitis y en el desarrollo de gases producido por el decaimiento de la inervacion, y tambien en los calambres y las convulsiones, cuando son el resultado del adormecimiento é insensibilidad de la fibra, bien diferentes de los calambres y convulsiones activas.
§ III. Estado agudo. Efectos fisiológicos y terapéuticos. Sea cual quiera el número de fenómenos nerviosos inscritos entre los efectos fisiológicos de la brionia, se puede realmente decir que este medicamento se adapta poco á los prodromos de las fiebres, y menos aun á los de las flegmasías.
El papel activo del acónito le escluye del tratamiento de las congestiones pasivas y de todas las flegmasías y fiebres de carácter adinámico ó de postracion, como sucede en las neumonías de los viejos y en la fiebre tifoídea en su segundo período; así como tambien su especialidad de accion no corresponde al tratamiento de la metritis puerperal, de la flebitis y otras afecciones de este género.
Este profesor empieza por brionia en el tratamiento de casi todos los casos de fiebre tifoídea, á no ser que esté muy avanzada, y exija imperiosamente arsénico ó ácido fosfórico, medicamentos que considera en cierto modo como específicos en estas fiebres.
»P. S. No se olvide usted de mi criado y sobre todo que sea joven. Nuestros matusalenes del hotel Villanera no se aclimatarían aquí.» Germana a su madre. «Villa Dandolo, 7 mayo 1853. »Mi querida mamá: El viejo Gil, que le entregará esta carta, le dirá lo bien que se está aquí. No es en Corfú donde ha cogido las fiebres; fue en la campiña de Roma; de modo que no tenga usted ningún cuidado.
El doctor Lorquin, Despois, Marcos Divès, Materne y sus dos hijos, gente toda de buen diente y de apetito magnífico, esperaban la cena con impaciencia. ¿Y nuestros heridos, doctor? preguntó Hullin al entrar. Todo está terminado, señor Juan Claudio. El trabajo que usted nos ha dado ha sido rudo, pero el tiempo es favorable y no son de temer las fiebres pútridas; todo se presenta bien.
Palabra del Dia
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