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Que no se fiase de su poder, pues Dios Nuestro Señor y la Majestad Católica del Rey, no tenían lejos las armas, aun de aquellos desiertos remotos, para hacerle pagar un atentado tan temerario é injusto; y por fin, que no esperase contrastar con sus embustes la piedad y celo de aquella piadosa ciudad y sus regidores. Replicóle el hombre perdido con furia que obedeciese.

Que eran grandes los officios q. se hacian con el Rey por Príncipes de fuera, para q. no se fiase de ; pero q. Su Mag.^d estaba ya desengañado. Pero la impression de todo esto se vee: En la sequedad: En el recato de my: En la diminucion de fauores: En el oluido del cumplimiento de las cosas offrescidas.

»El Conde de Miranda, que él ha sido el que ha hecho más oficios con V. M. por la mujer y hijos de este hombre, para que V. M., apiadándose de la grandeza de su necesidad, les hiciese la merced que les ha hecho; pero que por el hombre no puede interceder, siendo el que ha sido y el que es, y que si estuviera en un calabozo, por ventura se doliera dél; y que lo que conviene para el ejemplo público y para todo, es que, si puede ser habido, se castigue como obligan las leyes divinas y humanas, pues ha sido infiel á Dios y á su Rey y Señor natural; y que aun cuando entregara á V. M. dos ó tres fuerzas, no sabe si viniera en lo que se propone, y tanto menos estando agora actualmente ofendiendo á ambas Majestades; y que él se ve reducido á términos que ya el de Francia ni nadie se fía dél, y que tanto más sería de mal ejemplo y consecuencia que V. M. se sirviese ni fiase dél; y que aunque en los Reyes no ha de haber rencor, han de ser constantes y firmes en favor de la justicia, y que así en lo que se ha de poner la mira es en procurar de haberle á las manos, porque la misericordia de los Reyes no ha de ser para tan malos y perversos hombres; y que no es menos necesario que los Ministros entiendan que si cayeren en semejantes delitos, no ha de haber misericordia para ellos; y que á la mujer y hijos podrá V. M. hacerles la merced y bien que fuere servido.

Al dar el primer paso, por entre filas de guardas y soldados, se comprende que se ha penetrado en una region donde reinan la burocracia y la policía. Con todo, sería mucha candidez la del viajero que se fiase de esas apariencias. Las cosas están arregladas de tal manera en Francia, que ningun acto del individuo, aún el mas inocente, escapa á la vigilancia de la policía.

Pero María mujer de Roger, y su madre y hermanos, que como ladrones de casa conocían bien la condicion de los suyos, sentian muy mal de esta ida, y María, como á quien más le importaba, advirtió á su marido en secreto que no se fuese, ni se pusiese voluntariamente en las manos de Miguel, y que no ofreciese la ocasion á quien con tanto cuidado la buscaba; que advirtiese cuán huérfana quedaba ella, cuán desamparados los suyos si faltase su gobierno; que no fiase tanto de su ánimo; que no diese crédito á sus palabras, nacidas no solo de su cuidado pero de ciertas y seguras señales que tenia de que Miguel Paleólogo procuraba su ruina.

Que era mucha su animosidad, si ya no era temeridad revestida de celo, en querer arrojarse á morir, cuando menos mal le fuese, á ser vendido bárbaramente; que no se fiase de la voluntad que aquéllos salvajes habían mostrado de ser cristianos, pues todo lo hacían á fin de dejar descuidar á los españoles, y cogiéndolos de improviso, robarles las haciendas con insultos.

Entre la turba alegre de aquellas bellas orientales, y sobre los almohadones de damasco, se hallaba María o Zaida, como la nombraban los moriscos celosos, y que miraban en ella un vástago de sus pasados reyes. María sola descuidó el afeite de sus ojos, ya por despreciarlo como ocioso, o porque fiase más en el poderío de los suyos.

Obedeció el criado, tomó la carta, volvió a la ciudad, y ellos volvieron las riendas, y aquella noche durmieron en Mojados, y de allí a dos días, en Madrid, y en otros cuatro se vendieron las mulas en pública plaza, y hubo quien les fiase por seis escudos de prometido, y aun quien les diese el dinero en oro por sus cabales.