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Actualizado: 22 de julio de 2025
Rustán Bajá, yerno del gran Turco y Vicario general suyo, dice una cosa muy acertada, como hombre sabio y valeroso: que los cristianos nos veníamos á perder por querernos sacar los ojos unos á los otros, por rencor y odio particular que tenemos, como hombres de poca fe, y por fiar más en nosotros que en Dios.
Roque pasaba las noches apartado de los suyos, en partes y lugares donde ellos no pudiesen saber dónde estaba; porque los muchos bandos que el visorrey de Barcelona había echado sobre su vida le traían inquieto y temeroso, y no se osaba fiar de ninguno, temiendo que los mismos suyos, o le habían de matar, o entregar a la justicia: vida, por cierto, miserable y enfadosa.
Cuando Morsamor supo los lastimeros ocasos que acabamos de referir, se compadeció de donna Olimpia y procuró consolarla; pero el cuidado de su nave le preocupaba más todavía. Y como iba ya acercándose a la costa, Fréitas había muerto y no era muy de fiar el contramaestre, Morsamor velaba y sólo por breve rato entraba a reposar en la cámara.
La luna alumbraba bastante, y la sombra del patriarca subía delante de él quebrándose en los peldaños y haciendo como unos dobleces que saltaban de escalón en escalón. El perro iba a su lado. No teniendo D. Francisco otro ser a quien fiar los pensamientos que abrumaban su cerebro, dijo así: Choto, ¿qué sucederá? El doctor Celipín
-A buena fe, señor -respondió Sancho-, que no hay que fiar en la descarnada, digo, en la muerte, la cual también come cordero como carnero; y a nuestro cura he oído decir que con igual pie pisaba las altas torres de los reyes como las humildes chozas de los pobres.
1 El vaquero de Granada, de D. Juan Bautista Diamante. 2 La dicha del carbonero y Lorenzo me llamo, la nueva, de D. Juan de Matos Fragoso. 3 Hay culpa en que no hay delito, de D. Román Montero de Espinosa. 4 El mancebo del camino, de D. Juan Bautista Diamante. 5 Los sucesos de tres horas, de Luis de Oviedo. 6 Fiar de Dios, de D. Antonio Martínez y D. Luis de Belmonte.
La experiencia nos enseña que no hay que fiar de ciertas relaciones militares que no pueden ser contradichas luego, con toda claridad y con presencia de datos positivos, que produzcan completa evidencia.
Envió por capitan á Gonzalo de Mendoza, con órden de que si la encontrase en Santa Catalina, cargase de arroz, mandioca y los demas bastimentos que le pareciere. Pidió Gonzalo de Mendoza al capitan 7 soldados, de quien se pudiese fiar, y eligió 6 españoles, y á mi y otros 20 que nos acompañasen.
Y si sucedia, como acaeció muchas veces, llevar en mi compañia alguno ó algunos españoles, me separaba de ellos para hablar de estos asuntos, procurando salir al campo, ó á un rincon de la casa con el indio, á quien le prevenia que callase, si llegaba algun conmpañero mio, pues no convenia fiar á todos aquel asunto, porque como no eran prácticos en los ritos de la tierra, saldrian hablando y alborotando.
Pero, ¿a dónde iremos a parar si Pepillo sigue con esos instintos crueles y depravados? Si viera usted cómo tiemblo al pensar que el mejor día, por cualquier motivo, será, usted objeto de las iras de esa infeliz criatura. No tema usted.... Me quiere, hacemos buenas migas.... No, Rodolfo; es mi hermano, le quiero mucho, pero le conozco; no hay que fiar de ese niño....
Palabra del Dia
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