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Actualizado: 19 de junio de 2025


De Italia las riberas he barrido, He visto las de Francia y no tocado, Por venir solo á España dirigido. Aqui con dulce y con felice agrado Hará fin mi camino á lo que creo, Y seré facilmente despachado. Tu, aunque en tus canas tu pereza veo, Serás el paraninfo de mi asunto, Y el solicitador de mi deseo.

Capítulo LII. De la pendencia que don Quijote tuvo con el cabrero, con la rara aventura de los deceplinantes, a quien dio felice fin a costa de su sudor

Díjome, en fin, que el capitán del navío quería darme a la muerte, y que atendiésemos a nuestro remedio, que él nos seguiría y acompañaría en todo lugar y en todo acontecimiento. Si nos turbamos con esta nueva júzguelo el que estuviere acostumbrado a recebirlas malas de los bienes que espera. Agradecíle el aviso y ofrecíle la recompensa cuando nos viésemos en más felice estado.

Esta pido, Alfonso, A tus pies, que besan Mis humildes labios, Ansí libres vean Descendientes tuyos Las partes sujetas De los fieros moros Con felice guerra: Que si no te alaba Mi turbada lengua, Famas hay y historias Que la harán eterna.

Es que hoy celebran tu día ¡oh, mi madre cariñosa! con su perfume la rosa y el ave con su armonía. Y la fuente rumorosa, en este día felice, con su murmullo te dice que vivas siempre gozosa. Y, de esa fuente al rumor, oye la primera nota, que ahora de mi laud brota al impulso de mi amor.

Cuanto más, que harta ocasión tengo en la larga ausencia que he hecho de la siempre señora mía Dulcinea del Toboso; que, como ya oíste decir a aquel pastor de marras, Ambrosio: quien está ausente todos los males tiene y teme. Así que, Sancho amigo, no gastes tiempo en aconsejarme que deje tan rara, tan felice y tan no vista imitación.

Y, puesto en pie en el barco, con grandes voces comenzó a amenazar a los molineros, diciéndoles: -Canalla malvada y peor aconsejada, dejad en su libertad y libre albedrío a la persona que en esa vuestra fortaleza o prisión tenéis oprimida, alta o baja, de cualquiera suerte o calidad que sea, que yo soy don Quijote de la Mancha, llamado el Caballero de los Leones por otro nombre, a quien está reservada por orden de los altos cielos el dar fin felice a esta aventura.

Con esto se despidió, encargando a don Quijote que de todos sus buenos o malos sucesos le avisase, habiendo comodidad; y así, se despidieron, y Sancho fue a poner en orden lo necesario para su jornada. Capítulo V. De la discreta y graciosa plática que pasó entre Sancho Panza y su mujer Teresa Panza, y otros sucesos dignos de felice recordación

Esta tan improvisa resolución de todos me sirvió de felice auspicio, y, por temer que la dilación de poner en obra mi buen pensamiento no les diese ocasión de madurar su discurso, me adelanté con mi barco, al cual siguieron otros casi cuarenta; llegué a reconocer el navío: entré dentro, escudriñéle todo, miré lo que tenía y lo que le faltaba, y hallé todo lo que me pudo pedir el deseo que fuese necesario para el viaje.

»Mi tío frunció su entrecejo; porque después de la revolución de Masaniello, no podía oír tranquilamente la palabra pescador. No obstante, como en la cavatina de Pórpora el pescator felice concluye por naufragar, este desenlace, más sin duda que el modo con que yo canté, causaron tanto placer a mi tío, que exclamó: »¡Bravo! ¡bravo! ¡Pide lo que quieras, te lo concedo por el día que celebramos!

Palabra del Dia

lanterna

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