Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 19 de junio de 2025


¡Corred! que sacra llama del genio el lauro coronar espera, esparciendo la Fama con trompa pregonera el nombre del mortal por la ancha esfera. ¡Día, día felice, Filipinas gentil, para tu suelo! Al Potente bendice, que con amante anhelo la ventura te envía y el consuelo. Piden que pulse la lira tiempo callada y rota: ¡Si ya no arranco una nota ni mi musa ya me inspira!

Pero si el alto cielo en darme enojos No está con mi ventura conjurado, Y aqui no lleva muerte mis despojos, Quando me vea en mas felice estado, O si la suerte, ó si el favor me ayuda A verme ante Filipo arrodillado, Mi temerosa lengua casi muda Pienso mover en la real presencia, De adulacion y de mentir desnuda, Diciendo: alto señor, cuya potencia Sugetas trae las barbaras naciones Al desabrido yugo de obediencia: A quien los negros indios con sus dones Reconocen honesto vasallage, Trayendo el oro acá de sus rincones, Despierte en tu real pecho coraje La desverguenza con que una bicoca Aspira de contino á hacerte ultraje.

-No digáis más, señora doña Clara -dijo a esta sazón Dorotea, y esto, besándola mil veces-; no digáis más, digo, y esperad que venga el nuevo día, que yo espero en Dios de encaminar de manera vuestros negocios, que tengan el felice fin que tan honestos principios merecen.

Que de tal modo la fatal estrella, Influye destos tristes, que no puedo Dar felice despacho á tu querella. Del querer de los hados solo un dedo, No me puedo apartar, ya tu lo sabes, Ellos han de acabar, y ha de ser cedo. Primero acabarás que los acabes, Le respondió madama, la que tiene De tantas voluntades puerta y llaves.

Con la alegría, contento y ufanidad que se ha dicho, seguía don Quijote su jornada, imaginándose por la pasada vitoria ser el caballero andante más valiente que tenía en aquella edad el mundo; daba por acabadas y a felice fin conducidas cuantas aventuras pudiesen sucederle de allí adelante; tenía en poco a los encantos y a los encantadores; no se acordaba de los inumerables palos que en el discurso de sus caballerías le habían dado, ni de la pedrada que le derribó la mitad de los dientes, ni del desagradecimiento de los galeotes, ni del atrevimiento y lluvia de estacas de los yangüeses.

Y viendo despejada la marina Apolo del socorro mal venido, De dar fin al gran caso determina. Pero en aquel instante un gran ruido Se oyó, con que la turba se alboroza, Y pone vista alerta, y presto oido. Y era quien le formaba una carroza Rica, sobre la qual venia sentado El grave DON LORENZO DE MENDOZA, De su felice ingenio acompañado, De su mucho valor y cortesia, Joyas inestimables, adornado.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando