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Actualizado: 5 de junio de 2025
¿Conque tú dijo escupiendo en el suelo con aire de desprecio eres el que proporcionas al señorito las mozas de la gañanía pa que se divierta?... Harás carrera, Rafaé. Ya sabemos pa lo que sirves. El aperador saltó como si recibiese un navajazo. Yo sirvo, pa lo que sirvo. Y pa matarme con un hombre cara a cara si es que me farta.
Prontito. ¿Han ganado ustedes al fin las elecciones? ¡Pues qué íbamos a hasé! Eso me trae todavía. Nunca farta un enrediyo. Aquel escribano que tanto les combatía a ustedes estará furioso. El pobresito ha fallesido. ¡Hombre!... Sí, antes de las elecsione... Verá usté qué cosa más rara. ¿Se acuerda usté de cuando estuve aquí, hase un mes?
Le suertan primero el león, y el mardito animal, aprovechándose de la farta de malicia del toro, sarta sobre su cuarto trasero y empieza a desgarrarlo con las uñas y los dientes. Brincaba Barrabás hecho una furia para despegárselo y tenerlo ante los cuernos, que es donde está la defensa.
Pues bueno; hablando con el señor gobernaor de nuestros asuntos, le dije con franquesa lo que había, que el escribano tiraba de mucha gente y que la madeja estaba muy enredá; hasía farta que él pujase desde arriba hasta echar los higados para que saliésemos adelante. «¿Sabe usté, alcarde, lo que se me ha ocurrió hase un momento?, me dijo.
Si toos fuésemos nietos de Adán, y a Adán, verbigrasia, le yamaban Pérez, toos seríamos Pérez de apellido. ¿Está claro?... Pues cuando ca uno yevamos er nuestro, es porque hubo muchos Adanes, y lo que cuentan los curas too... «¡líquido!» Superstisión y atraso. Nos farta instrucsión y abusan de nosotros... Me paese que me explico.
Aprovechando la ocasión en que los demás hablaban entre sí, me dijo en voz baja: Don Seferino, si alguna vez le hase farta un hombre..., ya sabe usté..., ¡un hombre!..., cuente usté conmigo. Aunque había cierta vaguedad en él, acaso por esto mismo me hizo profunda impresión el ofrecimiento. Eso de necesitar un hombre ¡era tan enérgico! Dormí aquella noche bastante agitado.
¡Ay señorito! exclamó ella, siempre rodeada de sus niños y con un quinqué de petróleo en la mano . El lujo del pobre: mucha escoba y mucho trapo. Si fuera solita, no digo que no compraría algunas cositas que nos hasen farta, y estaría regulá. Pero ¡cómo quiere uté que una porspere con esta gusanera de chico! El símil no dejaba de ser exacto.
Palabra del Dia
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