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Actualizado: 6 de julio de 2025


Aquí y allí, la cara lívida y sucia de algún vecino miraba a los extranjeros desde el paso obscuro de las puertas, y aumentaba la inquietud de Eppie. De modo que sintió un alivio que desde hacía rato deseaba cuando salieron de los pasajes estrechos para penetrar en la calle de los Zapatos, en la que se veía una faja más ancha de cielo.

Pero el joven de la faja, que no había dejado de mirarme con extraña atención, sin interrumpir su malagueña silbada, extendió la mano solemnemente, diciendo: No, cabayero, no vaya uté... Yo iré a darle el recao... Uté puee quearse con esta chavaliya, sin perjudicá... «Bronca tenemos», pensé; y, como maldito el deseo que sentía de liarme con un chulo, me hice el tonto.

Los arrumbadores, mocetones fornidos, en cuerpo de camisa, arremangados y con la amplia faja negra bien ceñida a los riñones, iban de un lado a otro con sus jarras de metal, trasegando los vinos de la combinación al tonel nuevo del envío. Montenegro conocía desde su niñez al técnico de la bodega de embarque. Era el empleado más antiguo de la casa.

Sobre la sierra, cuyo perfil señalaba una faja de vapor tenue y luminoso, brillaban las estrellas del carro, la Osa mayor, y Aldebarán, por la parte del Corfín, casi rozando la cresta más alta de la cordillera obscura, lucía solitario en una región desierta del cielo.

Y al decir esto miró al vendedor con tanta indignación como si fuese un enemigo del sosiego público; pero el palurdo, inmóvil y con las manos metidas en la faja, no se dignó reparar en la ferocidad agresiva del avaro. Además continuó don Juan , ¿para qué quiero yo eso?

Dia 26. A esta hora me puse en marcha, llegando á las dos leguas al parage del Carrizalito, donde me detuve á hacer tiempo, para que nuestra caballada y ganados pasasen la expresada cuesta, tan penosa y dilatada: lo que verificado, á las dos de la tarde marché, y llegué al ponerse el sol al Arroyo de la Faja, que dista otras tres leguas, donde hice noche. Dia 27.

A la derecha veíamos distintamente la ancha faja cenicienta de las aguas del Lütschina, afluyendo sobre la ribera izquierda del lago como un reguero de ceniza echado sobre el verde tapiz de una pradera.

Del lado del oriente la costa se extiende en una faja angosta y de líneas curbas y caprichosas, en la direccion de Vélez-Málaga y Motril.

Temía ser sorprendido durante el sueño. Apagó la luz y fumó en la obscuridad, complaciéndose en el latido del pequeño tizón del cigarro, que se ensanchaba con sus chupetones. Tenía la escopeta cerca y el revólver en la faja, pronto a hacer uso de ellos al menor movimiento de la puerta.

Chispas llevaba al hombro la pesada aguja para demoler las madrigueras y abrir paso al hurón cuando éste se trasconejaba, no pudiendo ganar la boca de salida. Además, metidos en la faja, guardaba los capillos, las redes que se tendían a la salida de las madrigueras para apresar a los conejos. Emprendieron la marcha por el mismo camino que los otros dañadores.

Palabra del Dia

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