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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Pero, don Federico, el cielo se encapota; las nubes van como si las corrieran galgos. Apretemos el paso. Capítulo VI Antes de seguir adelante, no será malo trabar conocimiento con este nuevo personaje. El buen hombre pudo reedificar su casa. Pero a los pergaminos no les cupo la suerte del fénix.

En la loa son los personajes parlantes el águila de dos cabezas de Austria, el fénix, el pavo real, los doce meses del año y los doce signos del Zodiaco. No es grande el mérito de esta obra.

Muley, animado con su conducta, le abre su corazón y le cuenta que ama á la hija del rey de Marruecos, á la bella Fénix, y que teme que ésta, durante su cautiverio, sea obligada por su padre á dar su mano á otro.

Corriente. Pues a su sitio ahora todo el mundo, y que me suban algo de cenar enseguida, porque vengo desfallecido y con muchas ganas de acostarme. A la mañana siguiente, antes de la misa segunda, que se decía a las ocho, ya no quedaban en manos de los repartidores de El Fénix otros ejemplares que los destinados a la masa anónima.

El conde Alarcos, de Mira de Mescua, es en todo inferior á la del mismo título de Guillén de Castro . En La tercera de misma y en El Fénix de Salamanca imita á Tirso de Molina, pero sólo en sus más groseros rasgos. Mejor es el plan y el desarrollo de Galán, valiente y discreto. La duquesa de Mantua sospecha que los cuatro pretendientes á su mano se proponen únicamente poseer sus estados.

Aquí acaba, gran senado, El remedio en la desdicha. El texto que damos es reproducción del que aparece en la "Veinte y una parte verdadera de las comedias del fénix de España Frei Lope Félix de Vega Carpio, del Abito de San Iuan, Familiar del Santo Oficio de la Inquisición, Procurador Fiscal de la Cámara Apostolica, sacadas de sus originales... Año 1635. Con privilegio.

-No es eso -respondió don Quijote-, sino que el sabio, a cuyo cargo debe de estar el escribir la historia de mis hazañas, le habrá parecido que será bien que yo tome algún nombre apelativo, como lo tomaban todos los caballeros pasados: cuál se llamaba el de la Ardiente Espada; cuál, el del Unicornio; aquel, de las Doncellas; aquéste, el del Ave Fénix; el otro, el Caballero del Grifo; estotro, el de la Muerte; y por estos nombres e insignias eran conocidos por toda la redondez de la tierra.

Miró el sabio a su padre con el gesto de más altivo desdén, y le dijo: ¡Qué han de conocer esos mentecatos, ni a título de qué? Lo conocerán mañana cuando el periódico circule y no les quepa la vanidad en el cuerpo al ver el magnífico resultado de mi aparición en El Fénix.

El Fénix de los ingenios españoles, aquel que se alzó con el cetro de la monarquía cómica, visitó á Sevilla en los primeros años del siglo XVII, y si bien de su estancia en nuestra población no son hasta ahora muy detalladas y completas las noticias que existen, pueden, sin embargo, servir para dar asunto á uno de estos apuntes históricos.

Este que debe alabarse, y mátenle un fénix a quien sea su devoto, cuando tenga más necesidad de comer. Dios se lo perdone a Claudiano, que celebró esta necedad imaginada, para que todos los poetas pecasen en él.

Palabra del Dia

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