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Actualizado: 24 de mayo de 2025
¿Por qué, señor? le preguntó Laura. ¿Usted no sabe que Adriana quiere a Julio? Cállate, Laura, por piedad, interrumpió Zoraida, no sabes lo que dices. No, déjame hablar, él comprenderá, necesito explicarle. ¡Te subirá la fiebre! Zoraida, déjame hablar, te lo pido. ¡Te subirá la fiebre! Al contrario, Zoraida; si no permites que hable, la desesperación me matará. Aquí hay un verdadero contrasentido.
Trabajo me costaría explicarle a usted hasta qué punto era posible que semejante propósito, absurdo por atrevido, cupiera en mi espíritu cuya pusilanimidad natural le he puesto a usted en evidencia; pero tantas pruebas habían acabado por avezarme.
Ahora bien, un matrimonio realizado con ciertos requisitos que no necesito explicarle puede matar en flor las esperanzas que sobre él tenemos fundadas. Usted me permitirá. Yo pienso que un hombre debe portarse bien en todos los momentos de su vida, cualesquiera que sean las esperanzas que sobre él funden sus amigos.
Ahora voy a explicarle ese acontecimiento continuó Adela . Desde el instante en que recibió ante sus compañeros el nuevo título con el cual en lo sucesivo se le debía reconocer, menos orgulloso de aquella distinción que, enajenado de poderlo hacer servir para el éxito de su amor, corrió a arrojarse a los pies de mi abuelo y a confesarle su falta, su arrepentimiento y sus deseos.
El padre Aliaga había entrado en el alcázar por la puerta de las meninas. No había ido á él con el solo objeto de conocer á Dorotea. Nuestros lectores recordarán que en la carta que había escrito al padre Aliaga doña Clara Soldevilla, acusando á Dorotea y á Gabriel Cornejo, le había expresado el deseo de hablar con él para explicarle enteramente el contenido de la carta.
Hízome sentar a su lado; tratábame como su igual; tuve que darle mil noticias del asilo, explicarle todo... Quería saber lo que comen los pequeños, qué ropa les pongo... En fin, que nos hicimos amigas... Empeñada en que fuera yo allá todos los días... A la semana siguiente me mandó montones de ropa, piezas de tela y suscribió a sus niños por una cantidad mensual.
Pasome por la mente la idea de aguardarla en el patio, pero la deseché pronto, considerando que el portero, que a la sazón estaba barriendo me preguntaría adónde iba y yo no sabría responderle ni siquiera explicarle a quién seguía, puesto que ignoraba el nombre de la joven.
Palabra del Dia
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