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Actualizado: 6 de julio de 2025
Desde hoy tienes quien se interese por ti y te mime y te haga cariños.... No seré yo sola, pues Pablo te estima... me lo ha dicho. Los dos te querremos mucho, porque él y yo seremos como uno solo.... Desea verte.
Pierrepont, está usted para siempre separado de la mujer a quien un día pensó usted unirse, y que le amaba como usted la amaba... eso, no lo niego, es una gran pena, una gran desdicha, pero irremediable, consumada; no, no debe, pues, pensar en otra cosa que en poner a cubierto de un seguro naufragio aquello que aun todavía puede ser; honrosamente salvado; no le exijo que abandone París y que no vuelva a ver a Beatriz, no, eso sería demasiado... pero sí le ruego que la vea en lo sucesivo como a una mujer de la que nada hay que esperar fuera de la amistad y de la estima.
Era á la sazón arzobispo don Pedro de Castro y Quiñones, quien haciendo aprecio de los méritos del doctor Salinas y teniéndole personalmente en gran estima, le ofreció una canongía á la que éste renunció por causas que se ignoran.
Acaso á El drama nuevo, de Tamayo, sea á lo que debemos el mayor triunfo. Ha pasado el Atlántico, y puesto en inglés, ha embelesado al público de los Estados Unidos. En mi sentir, no obstante, el movimiento presente del ingenio español se estima fuera de España en muchísimo menos de lo que vale.
Vicenta, la vieja criada del tío, fue quien abrió la reja que obstruía la escalera. Juanito era el único pariente del señor a quien toleraba la vieja sirvienta. Le saludó con una sonrisa de su boca obscura y desdentada, y como de costumbre, no preguntó por su mamá ni sus hermanas. Aborrecía a aquellos parientes del amo, sabiendo la poca estima en que éste los tenía.
Las cosas, que tenian ofrecidas A los nuestros, con ellos se metieron En la barca con flechas muy crecidas, Y en trueco de rescates las vendieron. Sus carnes, de aire y sol ennegrecidas, Algunos españoles las cubrieron; Que estima esta nacion mucho cubrirse, Y
No se dio por vencida la orgullosa viuda del alabardero, y volvió a la carga dos o tres veces en esta forma: «Si el pobre Maxi estuviera bueno, él te arreglara como cumple a todo hombre que se estima; pero no lo está, y tengo que tomar yo a mi cargo el decoro de la familia.
»No sé cuanto tiempo permanecí en mi gabinete aturdida bajo aquel torbellino de pensamientos desquiciados y de visiones febriles, porque no hay medida para los huracanes del espíritu. El infeliz que los padece siente los estragos, pero no estima las horas. Y eso me pasó a mí.
Jamás fue hecho otro semejante en reino alguno. 20 Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano, de oro puro. En los días de Salomón la plata no era de estima. 21 Porque la flota del rey iba a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de Tarsis, y traían oro, plata, marfil, simios, y pavos.
Y porque disgustudas mas no sean Las damas de este canto y de mi rima, El siguiente les pido yo que lean, Que en él he de tratar cosas de Lima. A vueltas del Concilio quiero vean, Que hay en el Perú damas de estima; Que no es en esta historia mi designo Quitar de su valor al rubí fino.
Palabra del Dia
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