Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de julio de 2025


Ciertamente, la delación era un arma vil, pero mucho menos que la conducta de aquel noble felón, que engañaba a tres mujeres a la vez y robaba a la una su honor, a la otra su estima y a la otra su fortuna.

Tal vez la causa de que nos siguiese no fué para nosotras lisonjera, sino ofensiva; tal vez, al vernos solas y tan jóvenes, formó de nosotras una idea... Es posible... quizá al principio nos juzgó mal; pero, no lo dudes, juicio tan aventurado y poco favorable fué pasajero. No se sigue a quien no se estima, como nos siguió el Conde.

Le trataba como un buen amigo, guardándole todas las atenciones que se deben a la persona que se estima. Pero en cuanto el ingeniero quería pasar adelante, pedía un poco de amor, un rayo de esperanza, siquiera para el día de mañana, encontraba la misma negativa, suave, firme y constante.

Un día me encontré en su casa en pleno embargo y á Lea en medio de una avalancha de papel sellado y llorando delante de sus alhajas que en tanta estima tenía y que valían mucho dinero. Sus proveedores, exasperados por el desahogo y la falta de cumplimiento de mi amiga, habían preparado aquella ejecución. Mi primer movimiento fué sacar la cartera y preguntar al alguacil: ¿cuánto?

Aquel es de valor y grande estima Que sabe con prudencia gobernarse: Diremos con razon tener la prima Aquel que vemos sabe resguardarse Con gran maña en el arte de la esgrima, Y

Pero lo que tenía en más estima, y por esto no lo sacaba sino en ciertos días, era su colección de etiquetas, pedacitos de papel verde, recortados de los paquetes inservibles, y que tenían el famoso escudo inglés, con la jarretiera, el leopardo y el unicornio.

La casa que ésta habitó en Sevilla túvola en gran estima y de ella escribía que «no la había mejor ni mejor puesta. Paréceme que no se ha de sentir en ella el calor. El patio parece hecho de alcorza

No poco después, cuando por la noche se halla al lado de ella, oye una serenata delante de su ventana; la reconviene; entabla con ella un diálogo animado, y, presa de su pasión, se estima autorizado á romper su sigilo respecto á Don Jerónimo.

Y Vérod se sentía sobrecogido de un inmenso estupor angustioso viendo por fin realizarse la profecía; comprendiendo que ya no tenía el derecho de retirar su estima a la muerta, puesto que ella misma, humilde y dolorosamente, combatiendo la férvida confianza que él demostraba, había reconocido su propia indignidad.

Los criados y parientes esperaban en el portal con hachas encendidas. Una larga fila de personas de todas clases venía detrás, también alumbrando. Muchas de ellas acudían por verdadera devoción y por la estima que les inspiraba el enfermo. Las más, sólo por satisfacer la curiosidad de verle después de tanto tiempo, aprovechando aquellas críticas y solemnes circunstancias.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando