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Actualizado: 24 de mayo de 2025


¡Por esta reja! ahora su excelencia está en el oratorio, y he podido bajar; pero á las doce su excelencia estará en su dormitorio, y el dormitorio de su excelencia da á un corredor, y este corredor á unas escaleras que están aquí orilla. ¡Ah! ¿conque tu señora se ha venido á lo último de su casa? Vive muy retirada. ¿Y no te atreves á venir por esta reja? No, señor. ¿Pues por cuál?

El perro indignado ante aquel recibimiento tan poco hospitalario, gruñó sordamente, enseñándole al mismo tiempo su robusta dentadura y su encendida boca. ¿Estará rabioso? se preguntó el hombre. Y dándose él mismo una respuesta afirmativa, le arrojó el palo con fuerza y entró en la casa gritando: ¡Un perro rabioso!... ¡Mi escopeta, mi escopeta!

¡Ah! dijo el joven, á quien desarmó completamente la insidiosa charla de su tío Francisco ; vuestro pobre hermano, señor, acaso estará en estos momentos en la presencia de Dios. Púsose notablemente pálido el señor Francisco, lo que demostraba que amaba á su hermano. ¡Cómo! dijo . ¿Pues tan enfermo se halla?

No hagays thešoros en la tierra, donde la polilla y el orin corrompe: y donde ladrones minan, y hurtan. Mas hazeos thešoros en el cielo, donde ni polilla ni orin corrompe: y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde eštuviere vueštro thešoro, alli eštará vueštro coraçon. El candil del cuerpo es el ojo: anšique ši tu ojo fuere šincero, todo tu cuerpo šerá luminošo.

Que nos vayamos á una hostería. ¿Y Dorotea, que estará con cuidado? Se la avisará. Pues á la hostería. ¿Y á dónde que no nos molesten? dijo Juan Montiño. A la Cava Baja de San Miguel. Allí hay truchas y perdices frescas. Pues á la Cava Baja. Los tres jóvenes se pusieron en marcha. El aporreado parecía haber olvidado su aporreo, y charlaba como los otros dos.

Cuando usted se encuentre en el cielo decía sonriendo el P. Gil, muy arrellanadita en la silla que le corresponda, ¡qué poco se acordará de su pobre confesor, que estará padeciendo en el purgatorio! ¡No diga eso, padre! Si usted no va derecho al cielo, ¿quién ha de ir? ¡Oh, no! respondía con un suspiro el sacerdote.

Estamos a fin de mes y hay que pagar en seguida. ¡Oh, ese hombre! ¡Ese pillo! ¡Da lástima ver tanto desesperado, tantos padres de familia dispuestos a matarse o a matar a ese granuja si le pillan! El muy ladrón debió saber antes que nadie lo de la baja, y... ¡échale un galgo! ¡Dios sabe dónde estará ahora!

4 Y estará, y apacentará con fortaleza del SE

Don Braulio era quien siempre escribía a Paco y le daba nuevas de la salud de todos. ¿Qué habrá ocurrido? ¿Qué novedad será ésta? pensó Paco . ¿Estará enfermo Braulio? ¿Por qué me escribe Beatriz?

No estará de sobra tampoco que el Sr. D. Eduardo Marquina cuide con mayor detención y esmero del aseo y aliño de su Musa cuando la saque a relucir nuevamente. PRIMER MARQU

Palabra del Dia

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