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Actualizado: 5 de mayo de 2025


Y mientras estos tres oradores de plazuela desfogaban su elocuencia, en medio de las risotadas del auditorio, yacía el triste animal sin movimiento, la noble cabeza cogida bajo las varas del carro, echando en cada resoplido espumarajos sanguinolentos.

Y continuó el presidente: Segundo medio de arbitrar recursos: «Se autoriza al municipio para imponer a los artículos de beber y arder un recargo de seis por cientoEso no, ¡voto al demonio! dijo Simón Cerojo, poniéndose de pie sobre el banco y echando espumarajos de ira por la boca, contra su mesura, su tolerancia y su contingencia acostumbradas.

Terminaba el senderito que seguían en una reducida explanada, rodeada por todas partes de rocas, que la pleamar cubría por completo y salpicaban entonces las olas con blancos espumarajos, dejando al retirarse, en el declive, una pequeña hondonada, una especie de pozo lleno de agua que cubriría a ambos niños hasta la cintura.

Á la mañana siguiente, vió entrar el cura en su casa á Varmen, la que deshecha en lágrimas le refirió lo que le había pasado. No te apures, hija, le dijo, cuando hubo concluido de hablar: ésos son espumarajos del coraje, que cae cuando la razón vuelve á adquirir su imperio. ¡Padre, no le conocéis! repuso sollozando Varmen, es un desalmado. ¡No salgáis, por Dios, mañana; que os va á matar!

D. Casiano, que estaba en pie, se dejó caer sobre el asiento turbado y abatido. Serénese usted, D. Félix... Serénese usted y hablemos en razón articuló trabajosamente. ¡Estoy sereno! ¡perfectamente sereno!... ¿Cuándo me ha visto usted perder la serenidad? vociferó el capitán echando espumarajos por la boca.

Detúvose allí la mendiga, examinando con su vista de lince el zanjón, por donde el agua se despeña con turbios espumarajos, y las huertas, que a mano izquierda se extienden hasta el río, plantadas de acelgas y lechugas. Aún siguió más adelante, pues sabía que al africano le gustaba la soledad del campo y la ruda intemperie.

Las olas, como furiosos toros azules, topaban entre espumarajos de rabia contra la peña, abriendo cóncavas oquedades, cuevas profundas que se prolongaban hacia lo alto en forma de grietas verticales. Esta labor secular iba royendo la costa, arrebatándola su coraza de piedra, lámina por lámina. Despegábanse de ella fragmentos enormes como murallas.

Hombre sobre el cual dejaba caer su puño, caía redondo: potro cerril cuyos lomos abarcaba con sus piernas de acero, ya podía encabritarse, morder el aire y echar espumarajos de cólera, que antes se desplomaba vencido y jadeante que lograba libertarse del peso de su domador.

En una replaza abierta entre espesos árboles persiguió á un jabalí, que, al verse acorralado, le acometió con espumarajos de rabia, pretendiendo hundir sus colmillos en el cuero de sus zapatos. Pero una patada del gigante lo envió por alto, yendo á estrellarse contra un árbol copudo y robusto semejante á un cedro.

Y el pirata, echando espumarajos por la boca, había arrojado contra el suelo una brújula. Parece que los santos que Kernok implorara tan brutalmente, quisieron portarse como corresponde a gente canonizada. Los hombres hubieran castigado al temerario; los semidioses acudieron en su auxilio, demostrando así que su creencia etérea era superior a nuestras inteligencias estrechas y rencorosas.

Palabra del Dia

ancona

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