United States or Benin ? Vote for the TOP Country of the Week !


Entonces que no será á Cuba, sino á España, á quien tenga que decir el poeta, y esperemos en Dios que sea oído: Y si ser grande y respetada quieres, de no más la salvación esperes. Algo arrepentido estoy de haber tomado por asunto de un escrito mío el libro del Sr. Merchán. Hay muchísimo que decir sobre él, y yo me canso, y, lo que es peor, temo cansar á mis lectores.

Que si los individuos no son inmortales, tampoco lo son las naciones; y que España, como cualquiera otra colectividad, puede descuartizarse, desmoronarse y persistir sólo como expresión geográfica. Esperemos que esto no ocurra en muchísimos siglos.

A la luz de quien le había abierto, reconocí á don Francisco de Quevedo, y como don Francisco de Quevedo es muy amigo del señor Juan Montiño, me dije: esperemos; por algo viene aquí don Francisco, que no acostumbra á perder el tiempo. Salió don Francisco y yo le seguí. Don Francisco se fué derecho á vuestra casa y llamó. Abriéronle y preguntó por vos. Dijéronle que habíais salido.

Esperemos que el espíritu de aquel titánico organismo social, que ha sido hasta hoy voluntad y utilidad solamente, sea también algún día inteligencia, sentimiento, idealidad. Esperemos, que de la enorme fragua surgirá, en último resultado, el ejemplar humano, generoso, armónico, selecto, que Spencer, en un ya citado discurso, creía poder augurar como término del costoso proceso de refundición.

La filosofía panteista alemana, tan popularizada en Suiza, es la causa originaria de la indiferencia religiosa. Esperemos que esa enfermedad desaparezca; yo así lo espero, y así lo quisiera, pues un pueblo tan grande y tan sabiamente gobernado, necesita para conservarse, creer en Dios, dispensador de todo bien, y Padre de todos los pueblos.

Esperemos que, en una próxima legislatura, Bilbao se haga representar en Cortes por un socialista de otra clase: un socialista para millonarios. La idea de un socialismo para millonarios no es mía, sino de Bernard Shaw. Permítaseme adoptarla, sin embargo, para brindársela a los capitalistas bilbaínos. Los capitalistas bilbaínos están completamente desamparados frente a sus obreros.

Desearía hacer que despertase cuanto antes... Quisiera averiguar si está mejor... Pero me detiene el temor de encontrar que se ha agravado. »Esperemos, pues, y velaré entretanto... ¡Dios mío! Cada vez que pienso en que se ha repetido el caso de que Amaury la hiera sólo con tocarla... ¡Ese hombre acabará por matarla!

La relación que hoy hallamos entre vuestra nariz y la conducta de este auvernés, nos abre una perspectiva, engañosa tal vez, mas, sin duda alguna, inmensa. Esperemos algunos días: si vuestra nariz se cura a medida que Romagné se enmienda, se verá reforzada mi teoría por una nueva probabilidad.

Y esperemos, por último, que, ya sea escribiendo segunda parte de Silvestre Paradox, ya sacando a relucir a otros héroes y tomando nuevos caminos y asuntos, el Sr. Baroja siga escribiendo novelas, ya que tiene aptitud para ello, y procure, sin dejar de ser realista, iluminar, hermosear y alegrar el mundo que describa con resplandores ideales.

Te pido que me ayudes a salvarla y lo harás si comparas esa separación tan corta con la separación eterna, impuesta por la muerte. ¡Qué remedio!... Haré lo que usted quiera, padre mío. No esperaba menos de ti, Amaury. ¡Gracias, hijo mío, gracias! exclamó el doctor sonriendo por primera vez desde hacía quince días. Ahora es cuando a modo de recompensa por tu abnegación puedo decirte: Esperemos.