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Todos los presentes estaban suspensos, esperando el fin de aquel pleito, y de allí a poco volvieron el hombre y la mujer más asidos y aferrados que la vez primera: ella la saya levantada y en el regazo puesta la bolsa, y el hombre pugnando por quitársela; mas no era posible, según la mujer la defendía, la cual daba voces diciendo: ¡Justicia de Dios y del mundo!

Aquel plan, que no tenía preparado, que era sólo una idea vaga que había desechado mil veces por temeraria, había sido un atrevimiento de la pasión, que podía haber asustado a la Regenta y hacerla sospechar de la intención de su confesor. Después de su audacia el Magistral temblaba, esperando las palabras de Ana.

Una fila de damas ocupó un banco, esperando cada una con una caja de fósforos en la mano. Venía corriendo hacia ellas otra fila de hombres con cigarrillos en la boca y las manos atrás. Crujían los fósforos al inflamarse, y una salva de aplausos acompañaba al primero que conseguía volver a su asiento con el cigarrillo encendido.

Ven inmediatamente en el coche con mi amigo Zalacaín. Tu hermano, CarlosDespués de escribir el papel, Martín se paseó con impaciencia por el cuarto. Cada minuto le parecía un siglo. Dos horas larguísimas tuvo que estar esperando con angustias de muerte. Al fin, cerca de las doce, oyó un ruido de campanillas. Se asomó al balcón. A la puerta aguardaba un coche tirado por cuatro caballos.

En concreto, sólo pude saber que quedaba muy alegre esperando mi llegada. Dábame los nombres de pueblos y montañas cuando yo se los pedía, sin cambiar el ritmo airoso de su andadura ni volver por completo la cara hacia .

En el gabinete había aún tres o cuatro tiestos con plantas de las que habían servido para el retrato. Este, fijo ya en un gran marco dorado, estaba arrimado a la pared, esperando la hora de ser colgado en el salón. Los ojos de Gonzalo, al tropezar con él, se habían obscurecido todavía más.

La multitud invadía el muelle para reconocer los heridos, esperando encontrar al padre, al hermano, al hijo o al marido. Presencié escenas de frenética alegría, mezcladas con lances dolorosos y terribles desconsuelos.

Quedamos de pie esperando, ávidos y extáticos, sin darnos cuenta ni adivinar lo que iba a suceder. Un momento después corrió su pesada cama, retirándola del rincón donde estaba, y vimos en el suelo, hábilmente oculta, una especie de puerta, que al abrirla dejó al descubierto un pozo profundo y obscuro.

En el mismo parage me mantuve todo este dia, esperando a ver si en él venia algun aviso de alguno de los dichos parages.

Otros, vestidos de lienzo azul, con gorras negras y reloj, se agrupaban frente a la estación de los tranvías, esperando los primeros coches. Eran maquinistas de fábrica, capataces, encargados de talleres, la aristocracia del trabajo manual, que se aislaba de los demás en su relativo bienestar.