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Actualizado: 1 de noviembre de 2025
Quien desee formar una idea de la profunda antipatía que tenían los españoles á los ingleses, puede leer la Dragontea y la Corona trágica, de Lope, y la Oda al armamento de Felipe II contra Inglaterra, de Góngora.
Tiene usted razón dijo la condesa ; no hemos de pintar a los españoles como extranjeros; nos retrataremos como somos. Pero con las restricciones que exige mi señora marquesa dijo Stein , ¿qué desenlace romancesco puede tener una novela que estribe, como generalmente sucede, en una pasión desgraciada?
Pero sin embargo de esto, y de haber intercedido á favor de estos pobres, un oficial de la tropa española, fueron cercados, y tallados en piezas por órden del Mariscal de Campo, quien concluida esta victoria, marchó con su gente al Salado, que está cerca de 40 leguas de la ciudad, y casi 20 de las quintas ó caserias de Buenos Aires, donde un cacique Tehuel, llamado Tolmichi-ya, pariente de Cangapol, amigo y aliado de los españoles, estaba acompañado bajo la proteccion del Gobernador Salcedo.
En cuanto á su versificación se unen elementos italianos y españoles, aunque al aplicarse no constituyan un sistema métrico completo; las combinaciones métricas italianas, y especialmente las octavas, que más tarde ocuparon el puesto principal, dominan ya en el diálogo ordinario. La división en tres jornadas, como hemos visto antes, fué admitida generalmente desde el tiempo de Virués.
Nada hay que los españoles no emprendan por este motivo, ni obstáculo alguno que pueda refrenar su valor ni contener su ternura.
Confesemos decía que los españoles fueron unos heroicos desalmados, lo peor de cada casa, y que, cuando el descubrimiento y la conquista, hicieron infinidad de barbaridades; pero confesemos también que los indios en su mayor parte estaban empecatados y entregados a todos los diablos.
Además, la religión lo llenaba todo, era el único fin de la existencia, y los españoles, pensando siempre en el cielo, acababan por acostumbrarse a las miserias de la tierra. No dude usted que el exceso de religiosidad nos arruinó y estuvo próximo a matarnos como nación.
En esta última, el esfuerzo de la pronunciacion está repartido igualmente entre todas las sílabas, sin que el acento marque el sonido capital de cada palabra, de lo que proviene el martilleo monótono de sus versos, martilleo que Víctor Hugo ha pretendido corregir por el corte del alejandrino, asimilándolo en cierto modo á la prosa, que es lo mismo que los españoles y entre ellos Moratin y Jovellanos han hecho con el verso blanco.
Y dirás tú: «¿Pues dónde están?» Yo lo sé, sí señora, yo lo sé: han ido a unirse a los ejércitos españoles que se están formando... ¿A que no sabes dónde se están formando?
Estas cabalgatas nocturnas se celebran en honor de las damas, y los caballeros españoles por ningún precio del mundo dejan de consagrarse á esta ocupación por las noches; hablan con sus amadas por las ventanas, entran á veces en los jardines, y también, cuando pueden, en sus casas; se aventuran en ocasiones hasta la alcoba, en donde duerme el esposo de su adorada, y hasta se me ha dicho que así se ven años enteros, sin hablarse una palabra, por temor de ser descubiertos.
Palabra del Dia
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