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Actualizado: 14 de junio de 2025


El desprestigio en que por esta retirada cayeron las armas españolas alentó á los de Mindanao, que armando una numerosa escuadrilla con 3.000 tripulantes recorrieron las costas de pintados, asolando los pueblos playeros, cuyos moradores huyeron á los montes, de donde se hizo difícil convencerlos bajasen á sus antiguas viviendas, por haber propalado una vieja agorera que los españoles estaban de acuerdo con los moros para exterminarlos.

Una inmensa multitud circula por allí, sea matando el tiempo, sea buscando los negocios ó algo que si es negocio no está esento de ser pecaminoso. Las Francesas pululan, ligeras y provocadoras, arrastrando las anchas colas de sus trajes, y distinguiéndose perfectamente de las Catalanas y Españolas.

La Junta envió á Coro y Maracaibo algunos comisionados para tratar con las autoridades españolas, y estas los recibieron como traidores, y como á tales los remitieron sin vacilar un momento á las prisiones de Puerto-Rico.

De mucha diversión había servido a las españolas ver cómo las inglesas sacaban muy formales un periódico, tamaño como la sábana santa, del bolsillo, y se lo leían de la cruz a la fecha.

Sinembargo, pocas ciudades tienen en la península el privilegio que posee Sevilla. Madrid, Barcelona, Cádiz, Búrgos, etc., son esencialmente españolas. Valencia es medio morisca, pero muy inferior en cuanto al arte á las dos ciudades andaluzas mas notables. Córdoba es casi toda morisca.

Los individuos de la Comisión me expusieron que los españoles les habían recomendado dijeran que venían de motu propio, sin misión concreta ni excitación de los autoridades españolas, figurando ser fieles intérpretes de todos los vecinos de Manila, pero que aseguráran que con tal de que se aceptara la autonomía, el General Agustin y el arzobispo Nozaleda me reconocerían el empleo de General y los de mis compañeros, dándome un millón de pesos, las indemnizaciones no percibidas del pacto de Biak-na-bató, y un buen puesto con gran sueldo en la Asamblea de Representantes, promesas á las que los mismos comisionados no prestaban crédito aunque algunos opinaban, que debía recibirse el dinero para restarlo de la caja del Gobierno español y como procedente de la contribución de los filipinos.

Como la clasificación de las composiciones dramáticas españolas sólo tiene un valor relativo, la distinción, que puede hacerse entre las de Tirso en cómicas y serias, es también, en general, relativo, y nunca supone una separación completa de ambos elementos.

Empezaron, pues, en Buenos Aires los movimientos revolucionarios, y todas las ciudades del interior respondieron con decisión al llamamiento. Las campañas pastoras se agitaron y adhirieron al impulso. En Buenos Aires empezaron a formarse ejércitos, pasablemente disciplinados, para acudir al Alto Perú y a Montevideo, donde se hallaban las fuerzas españolas mandadas por el general Vigodet.

A la vara se le llamaba el gobierno de una casa; pero a la mujer briosa, como lo es la cordobesa, más le duele cuando la desdeñan que cuando le pegan: más la quebranta un desaire que una paliza. De todos modos, la mujer cordobesa, como las demás españolas, conserva siempre un manantial purísimo de consuelo para sus sinsabores y disgustos: este manantial es la religión cristiana.

Si sois mujeres, perdeis una gran parte de vuestro encanto y de vuestra hermosura, porque la principal hermosura y el principal encanto de las hijas de España, consiste especialmente en ser españolas. Tal vez vosotras no comprendais esto, y sin embargo es la verdad.

Palabra del Dia

vorsado

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