Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de junio de 2025
Atracole a la escalerilla el diligente Cornias a una señal de Leto, y bajaron todos: Nieves de la mano del desconocido Leto; Bermúdez y el boticario muy a pulso, y don Claudio Fuertes protestando de que hasta allí y nada más.
Alrededor de ella, a lo largo de la columnata, los perfiles de los hombres célebres hacían muecas al sol poniente. ¡Y todo aquello tan desolado, tan tétrico! Al oír resonar mis pasos sobre las losas, volvía a experimentar aquella impresión de grandeza en el vacío que me atormentaba desde mi llegada a Munich. Una escalerilla de fundición asciende dando vueltas por el interior de la Bavaria.
Tónica dio seis golpes en la aldaba de su casa y desapareció, cerrando la puerta de la escalerilla. El joven estaba deslumbrado. La última sonrisa de Tónica revoloteaba delante de él con sus alas de oro, alumbrándole el camino.
Para un inteligente de los que se sientan embozados en la escalerilla del paraíso del Teatro Real, es posible que no fuese la cantante un prodigio de maestría en el atacar, filar y trinar las notas; mas para los que no se ven atormentados por escrúpulos filarmónicos, puede afirmarse que cantaba muy bien y que poseía especialmente una voz hechicera, de timbre apasionado que llegaba hasta lo profundo del alma.
Antes de comenzar la fiesta, los curiosos de la catedral, fingiéndose distraídos, paseaban entre el coro y la puerta del Perdón. Los canónigos, con sus vestiduras rojas, reuníanse cerca de la escalerilla alumbrada por la famosa piedra de luz. Por allí bajaría Su Eminencia, y los señores del coro se agrupaban tímidamente, cuchicheando, como si se preguntasen qué iba a pasar.
Acogió con una risa infantil la ovación burlesca del público y fue a sentarse en la escalerilla de la piscina como en lo alto de una cátedra. «El deber es el deber parecía decir con las frías miradas en torno suyo . La disciplina es la base de la sociedad; y hay que amoldarse a lo que pidan los más.»
Pero, ¿no te mueves? exclamó misia Casilda, corre, vuela a la policía, no pierdas tiempo. Le arrastró, y dando traspiés, como ebrios, salieron los dos, bajaron la escalerilla atropelladamente. ¡Quilito! ¡Quilito! clamaba la señora.
¿Cuervos tenemos? exclamó ; cerca anda carne muerta... tormenta está aparejada para alguno. Dios le ayude. Y se encaminó con su forzada lentitud á la primera escalerilla.
Tras esto, quedaron los dos en silencio, como si el recuerdo de la esposa de Sánchez Morueta hubiera hecho pasar entre ellos algo que helaba las palabras y cohibía el pensamiento. Aresti se levantó para subir al despacho de su primo. Por la escalera no dijo el capitán. Sube por ahí: es la escalerilla interior y llegarás más pronto. Hasta luego: yo también soy de la cuchipanda.
Lanzóse fuera del comedor y trepó la escalerilla de sus habitaciones, pero misia Casilda le siguió, dispuesta a zarandearle como se merecía: sabido es que la tía Silda tenía sus momentos de energía formidables. Pero, por más que ella se apresuró, Quilito llegó el primero arriba y se encerró a piedra y lodo.
Palabra del Dia
Otros Mirando