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Actualizado: 3 de junio de 2025


D. JUAN CEBRIAN, Maestro en Teología, Canónigo de la Santa Iglesia metropolitana de Zaragoza, después de la mitad del siglo XV; fue muy erudito y virtuoso, escribió algunas observaciones y notas eclesiásticas y una Memoria geológica sobre los alrededores de Teruel.

Eran sus síntomas el desdén y el hastío de cuanto le rodeaba, y la vaga aspiración a un bien remoto, confusamente trazado y medio desvanecido entre las nieblas y vapores de mil ensueños. Poldy desechaba por vulgar y necia la creencia de su hermano, de que un erudito alemán hubiese compuesto los versos sanscritos para entretenerse o para mostrar su pericia.

El erudito Llaguno y Amírola dejó unos curiosos apuntes sobre la navegacion del Guadalquivir y del Genil, estractos de las noticias que traen sobre la misma materia Zúñiga, Roa y Ambrosio de Morales.

Era este erudito extranjero una persona ejemplar, por lo menos en cuanto á las formas externas de la religión, y poco después de su llegada á la colonia escogió al Reverendo Sr. Dimmesdale como guía espiritual.

Había sido un bravo militar; pero como hubiera tenido el honor años atrás de ser elegido presidente de un Ateneo de infantería, y vístose en la necesidad de estudiar y pronunciar un discurso, se encontró con gran sorpresa excelente orador en su opinión y la de los jefes, y de una en otra vino a parar en hombre de letras, hasta el punto de jurarse solemnemente y con la energía que tan bien sienta en los defensores de la patria, ser un erudito.

A la hora en que se encerraba, fue Rivera por allá, se enteró del tema elegido y corrió a meterse en la biblioteca del Ateneo, donde en pocas horas consultando libros y esforzando el ingenio, escribió un largo y erudito discurso. El problema era que llegase a las manos de Mendoza.

Otro esforzado campeón del rigorismo clásico fué Cristóbal de Mesa, natural de Zafra, en Extremadura. Este erudito y poeta, no escaso, por cierto, de ingenio, había pasado en Italia casi toda su vida, en donde, como él cuenta, trató por más de cinco años á Torquato Tasso. Al parecer había ya muerto á principios del siglo XVII. Sus ataques al teatro español son notables por lo profundos.

Escribía con mayúscula las palabras a que él daba mucha importancia, como eran: amor, caridad, dulzura, perdón, época, otoño, erudito, suave, música, novia, apetito y otras varias.

Los reyezuelos que mandaban las rancherías que formaron Ligao, denominábanse según manifiesta el erudito Padre Huertas, Pagquilatan, Macabangoy, Sampongam, Mabao y Hocoman que imperaban en la ranchería Babasi, la misma que después fué visita del pueblo.

Nuestro erudito Feijóo incurrió en este error y lo sostuvo, tomándolo, según dice, de Mr. de Fontenelle en su historia de la Real Academia de Ciencias del año 1712. El P. Fournier atribuye la primacía de aquella observación á Caboto y á Gonzalo Fernández de Oviedo, sin duda porque habló de ella en el libro II, cap. XI de su Historia general de las Indias.

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