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Actualizado: 9 de junio de 2025
Aunque su figura es menuda, está admirablemente formada, pero se observan en ella tendencias á engordar que pudieran más adelante dañar su gentileza.
Nunca habían tenido ambiciones ni vanidades. Si habían procurado engordar, no lo hicieron por ellos tanto como por sus dueños. Engordaron para que sus morcillas fuesen más sabrosas y para que su tocino le diera más gusto al caldo de las buenas familias en cuyo seno habían vivido. Pero ahora hay en Galicia una nueva generación de cerdos.
GUARDAINFANTE. Vn enredo para ajustar a las gordas; vn molde de engordar cuerpos; es una plaza redonda adonde pueden los diestros entrar a jugar las armas, por lo grande y por lo extenso; es un encubre-preñadas, estorbo de los aprietos, arillo de las barrigas, disfraz de los ornamentos; y es, en fin, el guardainfante vn enjugador perpetuo, que está secando la ropa sobre el natural brasero.»
Por mi parte, le aseguro a usted que el ácido fénico me hace engordar y que su aroma me parece exquisito. Desengáñese usted, querido colega. El ácido fénico sólo es desagradable para los hombres... ¿Y piensa usted quedarse mucho tiempo por aquí? Verá usted. Yo he venido a reponerme. He sufrido mucho en mis correrías por el mundo.
En efecto, la nobleza iba en romería a ver el prodigio, a ver engordar a la niña. El elemento masculino notó mucho antes que el femenino la extraordinaria belleza de Anita. Pocos meses después de la fiebre, Ana había crecido milagrosamente, sus formas habían tomado una amplitud armónica que tenía orgullosa a la nobleza vetustense.
Cada uno a lo suyo. Las aves de corral a su pacífica tranquilidad, a engordar al sol; los pájaros errantes a cantar vagabundos, unas veces sobre un jardín, otras tiritando bajo la tempestad.
Era mucho engordar el suyo; y lo peor de todo, que no podía saber cuándo ni en qué pararía aquella marea de grasa, porque el apetito iba también en auge, y más bravo se le ponía cuanto más alimento se le daba. Por de pronto nada le dolía; y fuera de no poder calzarse, ni vestirse, ni acostarse por sí sola, andaba como un reló.
JIMENO. Todo esto alarmó al Conde, y tomó sus medidas para pillar a la gitana; cayó efectivamente en el garlito, y al otro día fue quemada públicamente, para escarmiento de viejas. GUZMÁN. ¡Cuánto me alegro! ¿Y el chico? JIMENO. Empezó a engordar inmediatamente. FERRANDO. Eso era natural. JIMENO. Y a guiarse por mis consejos, hubiera sido también tostada la hija, la hija de la hechicera.
TERPSY. La danza guerrera... Usted desconoce todavía mi enseñanza: la danza clásica en todas sus manifestaciones. ¡No hay ejercicio mejor...! ¡Desde luego aquí no aprenderá usted el tango...! TERPSY. ¡Peor para usted...! Es la única danza que hace engordar. ¡Principalmente las piernas y el bajo-vientre! LA SE
Mientras tanto, los condes de Cotorraso, Lola Madariaga, Clementina y los barones de Rag hablaban del arsénico como medicamento para engordar y poner terso y brillante el cutis. Lola Madariaga era la primera vez que lo oía y se mostraba llena de júbilo, y anunciaba que iba inmediatamente a ensayar la virtud milagrosa del veneno.
Palabra del Dia
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