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Actualizado: 13 de mayo de 2025
No había sido más que una irritación pasajera levantada por el amor propio. Después de todo, en el instante de contemplar su perfidia, ¿no iba él también á engañarla y á hacerla una traición? Cierto que no era tan grosera, pero al fin era una traición.
Esto ofenderá menos a la señora que las invenciones con que usted pretenda engañarla. ¡La verdad!... ¿está usted loco? Yo no digo la verdad aunque me maten... Corramos... ¿Habrán llegado ya las otras dos? ¡Jesús divino! Si ellas dicen una mentira distinta de la mía... Por eso lo mejor es decir la verdad. Eso ni pensarlo. Mamá nos mataría... A ver qué le parece a usted mi proyecto.
Preséntansele dos apariciones: una la del anciano Eleno, que profesa el cristianismo, y que intenta atraerla á la nueva religión, y la otra la del Demonio, que se propone engañarla.
Ved que doña Clara es muy aguda de entendimiento y que no es cosa fácil hacerla ver lo negro blanco. No necesito engañarla; verla será para mí la vida, la entrada en el cielo después de haber salido del infierno. Es necesario que la mintáis. La diré que he ido á ver á mi madre. No; decidla más bien que habéis ido á ver al duque de Lerma. ¿Y para qué?
A las veces le respondía yo valientemente con una semimentira, que nunca alcanzaba a engañarla, pero que despertaba en su ánimo curiosidades e inquietudes de otro género. Se apoyaba en mi brazo y caminábamos bajo los árboles, callando a intervalos o hablando con la aparente calma de dos amigos que se han encontrado por casualidad.
¿Nada te parece, loca, impedir el matrimonio de tu hermana, engañarla miserablemente, dar un escándalo en la villa como nunca se habrá visto? Yo no he hecho nada de eso. El fué quien se me declaró. ¿Es pecado dejarse querer? En esta ocasión, sí replicó con severidad la señora. A la primera señal debiste advertirme.
En desobedecer á mi madre, en engañarla, en haber atraído á D. Carlos con miradas amorosas y profanas, en complacerme en que guste de mí y en que me persiga, en desear que siga queriéndome hasta en este instante, cuando ya estoy decidida á no ser suya. En suma, Lucía, mi alma es un tejido de marañas y de enredos, que el mismo diablo trama y revuelve.
Traspasados de dolor padre y madre, quisieron engañarla, para que tuviese una alegría en aquel instante de suprema aflicción, y presentándole los pavos, le dijeron: «Mira, hija de mi alma, aquí tienes la mulita y el bueyecito.» Pero Celinina, aun acabándose, tuvo suficiente claridad en su entendimiento para ver que los pavos no eran otra cosa que pavos, y los rechazó con agraciado gesto.
Si ella es buena, no le querrá a Vd. para marido, ni siquiera para amante; pero, por amor de Dios, no sea Vd. clérigo tampoco. La Iglesia ha menester de otros hombres más serios y más capaces de virtud para ministros del Altísimo. Por el contrario, si Vd. ha sentido una gran pasión por esta mujer de que hablamos, aunque ella sea poco digna, ¿por qué abandonarla y engañarla con tanta crueldad?
Caprichos de Obdulia replicó Doña Paca, que se sentía dominada por el carácter, ya enérgico, ya bromista, de su graciosa nuera . Esta monomanía de hacer de mi casa un bosque, me está costando un dineral. Doña Paca le dijo su nuera cogiéndola sola en el comedor , no sea usted tan débil de natural, y déjese guiar por mí, que no he de engañarla.
Palabra del Dia
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