Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de junio de 2025


Una barca desarbolada iba como pelota de ola en ola hacia la siniestra punta. La gente gritaba en la playa viendo a los tripulantes tendidos en la cubierta, anonadados por la proximidad de la muerte. Se hablaba de ir hasta la barca, de echarla un cabo, de atraerla a la playa; pero los más audaces, mirando las olas que se desplomaban llenando el espacio de polvo de agua, callábanse atemorizados.

Agregaba algunas jóvenes bellezas, como para adornar el paisaje. Juana de Maurescamp, con su elegante hermosura, y tímida superioridad, era uno de los encantos de aquel salón modelo. La vieja condesa prodigábale todo género de atenciones y lisonjas para atraerla y retenerla.

A sor Ana era a quien había escrito; pero no manifestó indignación de mi sospecha, del tono de ironía con que la expresé. Se limitó a corregirme: De sor Ana. Yo repuse siempre en tono de burla: ¿Y la salud del alma? Al oír estas palabras se ocultó el rostro entre las manos. Yo se las tomé de repente, y traté de atraerla hacia mi pecho. ¡No, no morirás; vivirás para , conmigo...

Bastaba ver sus ojos fijos en él con un ardor de pasión, dilatándose cual si quisieran absorber su imagen; su boca de frescura insolente y esplendorosa escarlata estremeciéndose con un bostezo amoroso, sintiendo repentinos abrasamientos que hacían salir la lengua de su encierro para pasearse por los labios; sus dientes de devoradora que parecían temblar con el fulgor de un acero pronto a hundirse en la carne... No podía explicarse esta buena fortuna; pero era indiscutible que Nélida, abandonando a su tropa de adoradores, se aproximaba a él, que no había hecho esfuerzo alguno por atraerla.

Preséntansele dos apariciones: una la del anciano Eleno, que profesa el cristianismo, y que intenta atraerla á la nueva religión, y la otra la del Demonio, que se propone engañarla.

Tío Nardo, más optimista, por no decir menos cariñoso que su mujer, no comprendiendo aquel trance tan angustioso, hacía los mayores esfuerzos por atraerla á su terreno. Yo no , Nisca le dijo cuando estuvieron solos, qué demonches de mosca te ha picao de un tiempo acá, que no haces más que gimotear.

Confiaba a la acción, con una vehemencia de impulsivo, sus deseos y esperanzas, intentando apoderarse de la mujer, atraerla a él, suprimiendo con el contacto la frialdad que los separaba. ¡Doña Zol! suplicaba tendiendo sus manos. Pero ella, con un simple revés de su ágil diestra, apartó los brazos del torero.

Palabra del Dia

dermatológicas

Otros Mirando