Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de julio de 2025
Los grandes criminales contra la religión, que la Iglesia condenó y quemó vivos, empiezan a tener estatuas; y mientras la literatura del infierno está en bancarrota definitiva, las ciencias sociales, que aun no han concluido de nacer, son ya dueñas del mercado.
Parecía que Méjico me estuviese esperando, como uno de esos volcanes bondadosos y bien educados que permanecen tranquilos durante siglos y, apenas un explorador huella su cumbre por primera vez, empiezan á rugir y á soltar humaredas á guisa de saludo.
Entonces se oyó otra vez, aunque muy lejano, el mismo ruido de voces, que hizo salir del club á toda la concurrencia. "Creo que piensan allanar la casa de Toreno. Bien: me alegro dijo el viejo con siniestra satisfacción. Veo que empiezan á devorarse unos á otros. No podía suceder otra cosa. ¡Oh!
Y en efecto, poco á poco Barbas y pellicos dejan, Y empiezan á introducir Amores en las comedias, En las cuales ya había dama, Y un padre que aquesta cela. Había galán desdeñado, Y otro que querido era. Un viejo que reprendía, Un bobo que los acecha, Un vecino que los casa, Y otro que ordena las fiestas.
Siempre me parece que también los demás empiezan su vida, que sus ojos se han abierto al mismo tiempo que los míos y que en ellos, como en mí, todo el pasado es una página en blanco. Máximo, sin embargo, no es joven. ¡Veintinueve años; casi treinta! Es más que probable que no haya esperado a conocerme para fijar su corazón. Y aquí me tiene usted desazonada de mis ilusiones.
Me voy a la máquina; las calderas empiezan a rugir y las válvulas de seguridad dejan ya escapar, silbando, un hilo de vapor poco tranquilizador. ¿Estamos aún en el terreno legal? pregunto al joven maquinista, que no quita sus ojos del medidor. Tenemos aún cincuenta libras para hacer calaveradas, señor; pero no quisiera emplearlas.
Robledo creyó que para ella las horas habían sido igualmente largas como años. Parecía más vieja, pero no por eso dejaba de ser hermosa. Su belleza ajada era más sincera que la de los días risueños. Tenía el melancólico atractivo de un ramo de flores que empiezan á marchitarse.
D. Luis, por encima de la mesa, que estaba entre él y el conde, con agilidad asombrosa y con tino y fuerza, tendió el brazo derecho, armado de un junco o bastoncillo flexible y cimbreante, y cruzó la cara de su enemigo, levantándole al punto un verdugón amoratado. No hubo ni grito, ni denuesto, ni alboroto posterior. Cuando empiezan las manos, suelen callar las lenguas.
Lejos de eso, se sigue la rutina mandando milicias numerosas, que avanzan al frente; empiezan a mirar a Facundo; cada soldado teme encontrarse con su lanza, y cuando oye el grito de ¡a la carga!, se queda clavado en el suelo, retrocede, lo cargan a su vez, retrocede y envuelve las mejores tropas.
Me parece que todos están manchados, y en cuanto alcanzan a ver un hombre puro empiezan a correrle detrás para llenarle la túnica de manchas. La verdad es que yo, que quiero mucho a los hombres, vivo huyendo de ellos. Siento a veces una melancolía dolorosa. ¿Qué me falta? La fortuna me ha tratado bien. Mis padres me viven. Me es permitido ser bueno.
Palabra del Dia
Otros Mirando