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Actualizado: 1 de octubre de 2025


Pues qué, ¿todo ha de ser lloriqueos, blanduras, dengues, melosidades y tonterías? ¿Se escribe para doncellas de labor y viejas verdes, ó para hombres formales y gentes de sentido comúnQuien así hablaba era la tercera eminencia que componía el jurado, y me parece llegada la ocasión de describirlo. D. Marcos había sido novelista.

Cornelio tomó un baston y echó á andar con el mayor desembarazo en direccion al palacio y convento del Escorial, situados en una eminencia que domina todo el panorama.

Por fin, al caer la tarde del 21 de agosto, levamos anclas, y después de despedirnos a cañonazos del gobernador, que desde la linda eminencia en que está situada su casa, agitaba el pabellón, nos pusimos en viaje, rumbo a Costa Firme. Navegamos esa noche, todo el día siguiente y en la mañana del tercero apareció la lista negruzca de la tierra.

De modo que el joyero Simoun que pasaba por indio inglés, portugués, americano, mulato, el Cardenal Moreno, la Eminencia Negra, el espíritu malo del Capitan General como le llamaban muchos, no era otro que el misterioso desconocido cuya aparicion y desaparicion coincidían con la muerte del heredero de aquellos terrenos.

Cuarenta minutos despues llegábamos á la eminencia de Staffel, especie de introduccion á la superior llamada Kulm.

De vez en cuando se hablaba en el claustro alto de la salud de Su Eminencia. Sus graves disgustos en el cabildo le obligaban a guardar cama. Hasta había tenido un ataque que hacía temer por su vida. Es cosa del corazón afirmaba el Tato, que estaba bien enterado de los asuntos de palacio . Doña Visita Hora como una Magdalena, y maldice a los canónigos viendo a don Sebastián tan malucho.

A tanta eminencia cede la mecánica imposición de la alcabala». Cuando Velázquez vivía ya en Madrid se imprimió un curioso libro donde todo esto consta, y en 1633 el Consejo de Hacienda falló el pleito conforme al deseo de los pintores.

Cantaba un tenor «eminencia», uno de esos tiranuelos de la escena que cobran por noche cinco mil francos para entonar una romanza o un dúo y estar de cuerpo presente en el resto de la obra.

Bajando por la impávida eminencia, desde incógnitas fuentes, rueda la gota de agua. En la confluencia donde se unen arroyos y torrentes, con su ritmo triunfal de excelsas notas o de ondas desatadas se entremezclan mil gotas con mil gotas hasta formar ciclópeas cascadas...

Era signo de distinción y de buen gusto dejarse robar por la eminencia; se congregaba para cruzar sonrisas y saludos lo mejorcito de Valencia, y las dos niñas pasaban el día siguiente hablando con entusiasmo del do de pecho del tenor y de los vestidos escotados de las del palco 7; de los diamantes de la tiple y de la facha ridícula del director de orquesta, un tío melenudo, con gafas de oro, que en los momentos difíciles braceaba como un loco, se levantaba del sillón y parecía querer pegarles a los músicos, a los artistas y hasta al público.

Palabra del Dia

neguéis

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