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Actualizado: 1 de octubre de 2025
Visitó al cardenal para quejarse de las gentes del claustro, y Su Eminencia, que vivía en perpetua indignación, se enfureció escuchándole, faltando poco para que le pegase. ¿Por qué le iba a él con tales cuentos? ¿Para qué le había concedido autoridad? ¿Es que bajo la sotana no tenía nada de hombre? El que faltase a la buena disciplina de la casa, ¡a la calle inmediatamente!
¡Dediquemos el pansit al chino Quiroga, uno de los cuatro poderes del mundo filipino! propuso Isagani. ¡No, á la Eminencia Negra! ¡Silencio! exclamó uno con misterio; en la plaza hay grupos que nos contemplan y las paredes oyen.
Su Eminencia se ahogaba, debatiéndose entre aquel círculo de manos que le agarraban instintivamente. ¡Aire...! rugió , ¡aire...! ¡Quítense de delante con mil porras! ¡Que me lleven a casa!
La colina ó eminencia de Schlossberg, cubierta de viñedos en su base y de graciosos bosquecillos en la parte superior, se encuentra en uno de los extremos de la ciudad, sirviendo de límite al pintoresco y fértil vallecito del Dreisam, y es uno de los paseos mas frecuentados por los freiburgueses.
No hay entre ellos ni medio hombre; todos son chismosos y cobardes. En mi presencia tienen la vista baja; sonríen y alaban a Su Eminencia; y apenas vuelvo la espalda, son víboras que intentan morderme, lenguas de escorpión que nada respetan... ¡Ay, Tomasa! ¡Hija mía! ¡Tenme lástima! Cree que cuando pienso en esto me pongo muy enfermo.
El primer acto de «Chantecler» se desarrolla en un corral: el segundo en una eminencia desde donde se columbra un valle: amanece; el tercero, en una huerta: el cuarto, en una selva; es de noche. Argumento: Una faisana, ligeramente herida por un cazador, cae en el corral donde impera «Chantecler», hermoso y sultán.
El era un señorito, un intelectual, una futura eminencia. ¿Qué dirían sus amigos, aquellos camaradas de café, si le veían en la calle cargado como un mandadero?... Pero Isidro hizo un gesto de indiferencia, a pesar del pavor que le inspiraban estos encuentros. Que hablasen lo que quisieran: deseaba ayudarla, servirla de algo.
En Xochicaleo sólo está en pie, en la cumbre de su eminencia llena de túneles y arcos, el templo de granito cincelado, con las piezas enormes tan juntas que no se ve la unión, y la piedra tan dura que no se sabe ni con qué instrumento la pudieron cortar, ni con qué máquina la subieron tan arriba. En Centla, revueltas por la tierra, se ven las antiguas fortificaciones.
Ayúdame, Gabrielillo decía el sacerdote con expresión angustiosa . Si tú no pones orden, esto acabará muy mal. Se me burlan, hasta insultan a mi pobre sobrina, y un día echaré a la calle la mitad de la gente de las Claverías, pues tengo facultades de Su Eminencia para todo... ¡Ay, Señor! Yo no sé qué ha pasado aquí.
Por esto digo que yerran el camino los jóvenes que buscan la gloria allí donde creyeron encontrarla sus antepasados. La aparición del Vara de plata cortó el diálogo. Corría, pálido de emoción, jadeante, agitando su manojo de llaves. Va a venir Su Eminencia dijo apresuradamente . Ya está en el arco. Quiere pasar la tarde en el jardín. ¡Es un capricho...! Hoy dicen que está inaguantable.
Palabra del Dia
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