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Actualizado: 25 de mayo de 2025


Ardia en los corazones de los Catalanes el deseo De vengar la muerte afrentosa de sus Embajadores, en los naturales y vecinos de Rodesto, donde tan inhumanamente fueron despedazados y muertos. Salieron á esta jornada hasta los niños, en quien fué mas poderosa la pasion de su venganza, que la flaqueza de su edad. Estaba esta Ciudad ribera del mar, sesenta millas de camino por tierra de Galípoli.

Con este buen despacho se despidieron los embajadores del rey, y la república envió otros para que de su parte representasen lo mismo y el vivo sentimiento que habian tenido todos los de ella, de que su general, aunque sin culpa, hubiese ofendido sus vasallos, y que luego que se supo mandaron que á Berenguer le llevasen á Sicilia, y le restituyesen lo que le habian tomado.

En tanto que se esperaba la última resolucion de Andronico por medio de estos Embajadores, el enemigo poderoso en la campaña apretó el sitio de Galípoli, y los nuestros con su valor acostumbrado, con salidas y escaramuzas ordinarias le fatigaban y detenian. Tienen los nuestros consejo, síguese el de Berenguer de Entenza, no por el mejor, pero por ser del mas poderoso.

Veintiséis de ellos fueron á Constantinopla para hacer esta declaración, pero á pesar de su carácter sagrado de embajadores, la misma escolta bizantina que les había facilitado Andrónico los asesinó en Rodosto, despedazando los cadáveres en el matadero público y exhibiendo sus cuartos en las mesas del mercado.

Cuatro ó cinco días permanecieron aún los japoneses en Sevilla, siendo siempre seguidos por multitud de personas á todos los lugares que visitaban, abandonando después la ciudad, de la que salieron bien satisfechos. «Agasajados los embajadores dice el señor Guichot pasaron á la corte, donde el rey les dió solemne audiencia y los encaminó á Roma, donde llegaron ya muy entrado el año siguiente.

Los embajadores de nuestro ejército á la vuelta de Constantinopla por órden del Emperador fueron presos y muertos cruelmente en la Ciudad de Rodesto.

Berenguer desesperado de poder alcanzar la recompensa, se fué al rey de Francia, y al Papa á tentar segunda vez que diesen ayuda á los catalanes de Thracia, proponiendo lo mismo que los tres embajadores propusieron; pero ni el rey, ni el Papa, quisieron darsele, y él se hubo de volver á Cataluña, donde vendió parte de su hacienda, y juntó quinientos hombres, todos gente conocida y plática, y embarcado en un grueso navío, dejó la quietud de su casa para acudir á los amigos que tenia en Galípoli.

Isidora no dijo nada, y recobrándose marchó hacia la puerta. Abierta con trémula mano la trampilla, salió andando aprisa, cuesta arriba, en busca de la ronda de Embajadores, que debía conducirla a país civilizado. Temía que la vieja iría detrás injuriándola, y no se equivocó.

19 Y envió Israel embajadores a Sehón rey de los amorreos, rey de Hesbón, diciéndole: Te ruego que me dejes pasar por tu tierra hasta mi lugar. 20 Mas Sehón no se fió de Israel para darle paso por su término; antes juntando Sehón todo su pueblo, puso campamento en Jahaza, y peleó contra Israel.

Pasaba la vida degollando al prójimo, sumiendo a los embajadores en calabozos donde los dejaba pudrir, y por último, era un hombre de energía, que ignoraba por completo ese horrible defecto, que se llama timidez. Y su país ¡qué país! Allí reinan todas las enfermedades y por eso mismo me gustaría llevar a mi marido.

Palabra del Dia

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