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Actualizado: 15 de noviembre de 2025
¡Jamás! exclamó con energía la señorita Guichard; el señor Aubry se ha comprometido á ello formalmente.
TRUCHAS CON JAMÓN. En aceite fino se fríen un poco unas magras, se sacan, y en aquella grasa se fríen truchas después de limpias, se sacan, haciendo en aquel aceite una salsa de pasta de tomate; se sirve, poniendo las truchas a lo largo en una fuente, alrededor las magras, y todo ello rociándolo con la salsa de tomate.
A pesar de tener tan sorbida la voluntad por el cura, en una sola frase resumió entonces doña Manuela los buenos sentimientos de Pepe, diciendo: ¡Eso sí que no lo creo! ¡eres incapaz de ello! Tirso creyó que podía oponer su autoridad a la de Pepe. Y yo, ¿no soy el hermano mayor? ¿Tú mi hermano? Tú eres cura, y nada más.
Difícil era averiguar las emociones tristes o placenteras que cruzaban por el alma de Cecilia, aunque no imposible. No sabemos si ponía empeño en ocultarlas o era forzada a ello por su misma naturaleza. Lo cierto es que en la casa, hasta sus mismos padres las desconocían casi siempre.
Todo esto, no obstante, se explica con facilidad por el entendimiento humano. Si Satanás ha intervenido en ello, ha sido de tapadillo y sin dar la cara dejando que los inventores se jacten de haberlo logrado sin sobrenatural auxilio. En cambio, las invenciones primitivas son las que no se pueden explicar humanamente y las que tenemos que admirar. ¿Quién inventó el habla? ¿Quién la escritura?
Y que no permita al colono de D. Casiano que tome agua de la acequia, que no tiene derecho á ello. Y que si necesita cortar algún roble para arreglar el estanque puede hacerlo... No te olvides, ¿eh?... No, no se olvidaría.
Y es lástima grande que con tan brillantes cualidades, no sea el señor Cané más que un dilettante en las letras. Se nota que aquel autor no siente en sí la vocación del escritor; escribe como un pis aller. Dotado como pocos para ello, jamás ha considerado a las letras sino como un accesorio, y en el fondo se me ocurre que es el hombre más desprovisto de vanidad literaria.
Esta no se mostraba muy inclinada a consentir en lo que de ella se exigía. Se la llevó entonces a casa. Pero a los tres meses, con gran sorpresa suya, se presentó de nuevo en el convento, solicitando entrar de novicia. Don Sabino creía que la habían impulsado a ello desavenencias con su madre. Pasado el año de noviciado, se la envió a Guipúzcoa, y allí estuvo ejerciendo su ministerio dos años.
Pero ello se dirá a su tiempo, que Sancho Panza nos llama, y el buen concierto de la historia lo pide. Capítulo XLIX. De lo que le sucedió a Sancho Panza rondando su ínsula
CAP. XI. En que trata de cómo Inca Yupanqui hizo la Casa del Sol y el bulto del sol, y de los grandes ayunos, idolatrias y ofrecimientos que en ello hizo.
Palabra del Dia
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