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Actualizado: 31 de mayo de 2025
La frase acá estamos todos tuvo origen, según el vulgo, en un cuentecillo relatado mil veces por las abuelas a sus nietezuelos: «Un duende hacía tantas diabluras en una casa, escondiendo mil cosillas, y rompiendo otras mil, que el inquilino, por huir de él, se resolvió a mudarse a otro barrio.
Adviértase, no obstante, que el mismo Calderón no oculta ni se avergüenza en lo más mínimo de hacerlo así, y de señalar la fuente en donde bebe, puesto que dice: La dama duende será, Que volver á vivir quiere. En su Casa con dos puertas, indica con toda claridad, que, al escribir su Dama duende, ha tenido á la vista otra comedia antigua semejante.
Esta mirada de traviesa alegría se reflejó igualmente en el espejo, con tales proporciones y tal intensidad de efecto, que Ester no creyó que pudiera ser la imagen de su propia hija, sino la de algún trasgo ó duende que trataba de amoldarse á la forma de Perla. Vamos, Perla, dijo la madre llevándosela consigo. Ven á ver este hermoso jardín.
En la obscuridad deslizábanse las manchas negras de algunos manteos camino de la sacristía, deteniéndose con grandes genuflexiones ante cada imagen; y a lo lejos, invisible en la obscuridad, adivinábase al campanero, como un duende incansable, por el ruido de sus llaves y el chirriar de las puertas que iba abriendo. Despertaba el templo.
La comedia á que aludimos se distingue por un enredo tan ingenioso y desenvuelto tan magistralmente, que bajo este concepto puede igualarse á las mejores de Calderón. La heroína es una viuda joven, especie de dama duende, que se propone envolver en sus redes, y usando de la más refinada astucia, á un galán extranjero .
Desde el año 1840, se han publicado en Teruel, los periódicos El Centinela de Aragón, El Constitucional, El Avisador, El Teruelano, El Turia, La Voluntad, El Órgano de Móstoles, El Duende, y después El Tio Pelamangos, La Fraternidad, luego La Idea, La Concordia, y la Unión del Magisterio: los dos últimos de primera enseñanza, el Duende, el Órgano de Móstoles y el tío Pelamangos, satíricos, y los demás políticos.
Se oyó un rumorcito en la puerta y avanzaron unos pasos de duende por la estancia. El médico, sin hacer caso de que entraba doña Rebeca, le dijo a la niña: Te bajaré en brazos.... Vamos en seguida.... ¿No tienes un abrigo? Y paseó una mirada por el cuarto, que tenía un dramático aspecto de pobreza.
En fin, á despecho mio, arrostrando con cierta vergüenza la nota de cobarde, con que queria picarme el compañero, eché á huir hácia la escalera, casi dando chillidos y con los cabellos erizados. En mi vida me he creido más fuera del mundo. Me parecia que era propiedad de un mago, de un duende, de una bruja.
Creían entonces en los duendes como se creía en los artículos de fe, y por creer en ellos doña Guiomar, imaginósela que, tal vez, no el hombre que amaba en carne y hueso era el que se la había aparecido en su retrete, sino una apariencia de él, tomada por algún duende maligno; y espantose y pareciola que detrás de cada tapicería se movía un duende travieso, y que las figuras de los lienzos que las paredes poblaban tomaban extrañas y espantables cataduras, y que de todos los ángulos de la sala surgían trasgos y fantasmas; y como tenía la imaginación muy viva, porque era andaluza, venida de las Indias, asustose de tal modo, que al familiar se asió como si hubiera creído que agarrándose a una parte de la Inquisición, por exígua y mezquina que fuese, a ella no se atreverían duendes, trasgos, ni espectros.
Pensamientos de esta naturaleza, y quizás otros que no se confesaban ó no describían, revistieron á la niña de una especie de misteriosa solemnidad á medida que se adelantaba. Que no vea nada extraño, nada apasionado, ni ansiedad alguna en tu manera de recibirla y dirigirte á ella, le dijo Ester al ministro en voz baja. Nuestra Perla es á veces como un duende fantástico y caprichoso.
Palabra del Dia
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