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Actualizado: 8 de mayo de 2025
Conozco á vuestro padre, le aprecio mucho, os aprecio mucho á vos, y me intereso como me interesaría por mi hermano y por mi hija. No lo dudo; pero creo que hay en vos otro móvil.
Sé que las galeras de España y Francia no han andado muy lejos de Southampton en estos últimos tiempos, pero dudo que los escoceses asomen por aquí ahora ni en muchos años.
Usted, jí, jí, se tomó por él tanto interés cuando aquella diablura de su encierro en la cárcel de Villa, que no dudo en acudir a usted, ahora que el insigne guerrero del Altísimo se halla en un trance mucho más peligroso.
Otro joven, embozado hasta los ojos en su capa, estaba cerca de aquel grupo y se mantenía inmóvil y callado; pero cuando se trató de las dotes físicas, dio colérico con el pie un golpe en el suelo. No lo dudo, sir John respondió el vizconde. ¡Qué ojos tan árabes! añadió el joven don Celestino Armonía . ¡Qué cintura tan esbelta!
Hostigado por los recelos que Cirilo y Visita le infundían y ardiendo en deseos de cerciorarse de la intriga que contra él se tramaba, no dudó en faltar a la delicadeza espiándolos. Sabía que el matrimonio se hallaba en el cenador con el marquesito, y hacia allá se dirigió sin hacer ruido.
Pero como el ente se distingue en actual, y en posible, surge aquí la dificultad, á cuál de estas categorías es aplicable la idea del ser, objeto principal de nuestro entendimiento. Yo dudo mucho que esto sea verdad; y me parece que hay aquí confusion de ideas. Antes de hacer entrar la idea de posibilidad en la de ser, era necesario definimos la posibilidad misma.
Todos le han prometido servirla; pero ¡ay! cuando ella está lejos, cuando no la ven, su poder ya no es el mismo... Le han dicho que arreglarán las cosas, y no dudo que así será por el momento; pero ¿qué puede una mujer contra tantos enemigos?... Además, no debo consentir que mi esposa vaya de un lado á otro defendiéndome, mientras yo permanezco aquí encerrado.
Ya no dudó que en la carrera de las armas, siguiendo el ejemplo de sus antepasados, pudiera ser tan útil a Dios y a la Santa Iglesia como en el claustro o en el púlpito. Diose entonces a descifrar los añejos pergaminos de su familia y a leer la historia de los grandes capitanes de Roma y España.
Es tan bello este drama, tan original, tan patético, se respira en él tal perfume de poesía mezclado á un sentimiento tan profundamente cristiano, que dudo mucho que otra producción dramática de este siglo pueda competir con ella en el aprecio de los venideros. Semejante distancia entre las obras de un mismo autor no puede achacarse racionalmente sino á la felicidad de la invención.
Lo dudo, Pepe... ¿También a esa la encuentras peros?... La encuentro calabazas, Pepe... Butrón, muy incomodado, dio media vuelta diciendo que más bien serían camuesas, y el señor Pulido, sin perder su paz, repitió muy bajito: Digo calabazas, porque no vendrá, Pepe... ¿Que no vendrá?... Es muy propensa a constipados... Acuérdate de la última junta, Pepe.
Palabra del Dia
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