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Actualizado: 8 de julio de 2025


Orad, Catalina, para que mi valor sea más fuerte que mi desprecio, que mi indignación. Gracias, gracias; hice mal en dudar de vuestra fuerza de voluntad. ¡Chito! No habléis más, oigo un ruido tras de las plantas interrumpió Marta. Se pusieron a escuchar en silencio; era el jardinero que pasaba por el sendero cargado con un haz de largas ramas que rozaban con el follaje.

-Así es como el señor gobernador dice -dijo el mensajero-; y cuanto a la entereza y entendimiento del caso, no hay más que pedir ni que dudar. -Digo yo, pues, agora -replicó Sancho- que deste hombre aquella parte que juró verdad la dejen pasar, y la que dijo mentira la ahorquen, y desta manera se cumplirá al pie de la letra la condición del pasaje.

Don Alonso quiso entonces decir lo que llevaba ordenado en su memoria; pero sus ojos se encontraron con los del Rey, y su razón, inhibida de pronto, no halló sino vocablos importunos, deshilados, inocuos: ¡Vuesa Majestad no debe dudar... yo nunca imaginé... soy todo inocente! El Rey le detuvo con un ceño y sus labios volvieron a moverse.

De todos modos, si la condesa de Peñarrubia tuviese una voz mejor timbrada y no la ahuecase, si declamase con menos énfasis y le quitasen el acento extremeño, no hay que dudar que sería una notable recitadora de versos. Elena había comenzado a impacientarse por el galanteo asiduo de Gustavo Núñez.

Pero su fe ya no era la misma; comenzaba a dudar del porvenir de Maltrana viéndole falto de apoyo. Tal vez se quedase en mitad del camino, sin fuerzas para llegar al término. La vida era en su casa cada vez más dura. El señor José pasaba semanas enteras sin trabajo. Pepín, que ya tenía once años, era tan malo, que los vecinos le apodaban el Barrabás.

En esas cartas no veo lo que tal vez podrían haber visto otros: una prueba contra la virtud de vuestra majestad; no, yo no veo eso; conozco demasiado á vuestra majestad para que pueda dudar ni un solo momento de su virtud. Veo una conspiración. ¡Ah! ¡ves una conspiración! , por cierto, y una conspiración justa, y más que justa necesaria contra el duque de Lerma.

Hay cosas de que no se puede dudar, porque su evidencia está encarnada en nuestro ser, y dudar de ellas es algo semejante á la muerte. Vamos á buscarla. ¿Dónde? Vamos á buscarla. Por lo mismo que no conoce á nadie, es más fácil encontrarla. Estoy seguro de que la encontraremos. Recorreremos todas las calles, preguntaremos á la policía, nos informaremos de todo el mundo dijo Lázaro.

Ya no se destrozan una á otra gentes mal armadas, sino centenares de miles de hombres, provistos de los más científicos medios de destrucción los que chocan y se destruyen recíprocamente. Seguramente la humanidad progresa, pero al ver tan espantosos conflictos, hay que dudar algunas veces.

Bajaban por la calle Florida y llegaron, conversando, a las puertas del Jockey-Club. Entremos, dijo Muñoz. Busquemos una salita donde podamos conversar enteramente solos. La vida tiene cosas extrañas, muy extrañas, y uno se transforma y va dejando atrás los pedazos de su personalidad antigua. ¿Sabes que aprendí a dudar?

En su vida anterior tenía Elena episodios más arriesgados... Pero inmediatamente sentía la fiebre del odio al convencerse de que era imposible esta solución. Ricardo había huído de ella para siempre. Ya no podía dudar de este alejamiento, después de haberle hablado desde su ventana la tarde anterior.

Palabra del Dia

godella

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