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Actualizado: 16 de mayo de 2025
¿De qué otro modo disculpar su falta? Ya se encontraría bueno al día siguiente, para preparar la mejor excusa. Tomó una fuente de manos de Pampa, y al colocarla sobre la mesa, insistió sobre aquello de los hojaldres: ¡Ea, anímate, muchacho! que esto vale más que tus trufas del Café de París. Si él es muy francés dijo la tía, y desprecia estas cosas.
Y Carmen, en medio de sus angustias, fué hábil y prudente para mentir poco y disculpar a la gente de la casona, viniendo a declarar, en suma, que era su voluntad seguir viviendo con aquella familia.
»He vuelto a despedir de mi casa a mi pupilo, al hijo de mi mejor amigo, a Amaury, excelente muchacho que de seguro se empeña todavía en disculpar mi crueldad. Y todo, ¿por qué razón? »¿Qué es lo que motiva esta injusticia y esta perversidad? ¿Qué causa reconoce tan inútil barbarie con unos seres a quienes yo quiero tanto? »Todo es porque estoy celoso.
Nada dijo Doña Clara, á pesar de ello; pero Lucía advirtió su disgusto y prosiguió de esta suerte: No te ofendas Clarita. No me motejes de parlanchina. Mi tío me puso anoche entre la espada y la pared, y tuve que confesárselo todo. Tuve que disculparme y que disculpar á D. Carlos. Á mi tío se le metió en la cabeza que él era el viejo rabadán y que yo era Clori.
En esto volvía ya el Barón de Castell-Bourdac, muy diligente y apresurado, con el abrigo de Rafaela. Trató de disculpar su tardanza, puso el abrigo a la dama, le dio el brazo, bajó con ella la escalera y sin duda la acompañó en coche a su casa. El Vizconde apenas se dignó reparar en esta intimidad de Rafaela y del Barón, a quien había calificado de tan simpático como inofensivo.
Si me engañé en imprimir estas por disculpar aquellas, causa he tenido bastante, pues en toda España las siguieron y celebraron con grande esceso.» En la biblioteca del duque de Osuna se guardan las comedias de Guillén de Castro: La tragedia por los celos, autógrafa. Al fin se lee: «Acabóla D. Guillén de Castro á 24 de diciembre de 1622 para Antonio de Prada.»
Pero, fiada en su bondad, se fió en Dios y en su buen pensamiento, con que pensaba resistir callando a todo aquello que Lotario decirle quisiese, sin dar más cuenta a su marido, por no ponerle en alguna pendencia y trabajo. Y aun andaba buscando manera como disculpar a Lotario con Anselmo, cuando le preguntase la ocasión que le había movido a escribirle aquel papel.
Se afirmaba que la marquesita era fea y tonta; pero prevaleció la razón de estado; todo se concertó pronto y bien, y D. Jacinto de la Mota era ya rico y marqués de Montefrío. Honda melancolía se apoderó del alma de María Antonia. Y sin embargo, ella se esforzaba por disculpar a su amigo.
Las desventuradas se encontraban entre dos fuegos y sufriendo angustias imposibles de relatarse por pluma humana. He aquí lo que sobre este punto dice Rodil en el curioso manifiesto que publicó en España, sin alcanzar ciertamente a disculpar un hecho ajeno a todo sentimiento de humanidad.
Es gran bellaquería suponer esa ley obscura y vaga, y forjarse casos terribles, conflictos espantosos entre los sentimientos naturales y el sencillo cumplimiento de un deber. Esto equivaldría á suponer la necesidad de ser un pozo de ciencia y de sentirse capaz de sobrehumanos esfuerzos para ser persona decente. Ya tú comprendes que esto sería disculpar y dar casi la razón á los tunos.
Palabra del Dia
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