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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Tuestan el maíz hasta que se hace carbón, y después bien pisado ó molido le ponen á cocer en unas grandes calderas ó paylas de barro, y aquella agua negra y sucia que sacan, es toda la composición de la chicha, de que ellos gustan tanto que gastan buena parte del día en brindis, no durando el trabajo en el campo sino desde la mañana hasta el medio día; mas aunque prometieron ellos dejar sus antiguas diabólicas supersticiones, no las olvidaron tan fácilmente.

Por el contrario, apenas sabía leer y escribir, pero era un buen mozo y disponía á su capricho de todas las artes que cultivan los varones metidos en sus casas para atraer y dominar á las pobres mujeres. Como la mujer vive preocupada por sus negocios y vuelve á su domicilio rendida de tanto trabajar, ignora el modo de precaverse de tan diabólicas asechanzas.

El pueblo ha llegado tras largas sugestiones á desear vivamente, con razón ó sin ella, la ... desaparición de esos hombres. Bien: conduzcamos al pueblo al logro de su deseo. El pueblo lo quiere, cúmplase la voluntad nacional. Después de estas irrisorias y diabólicas palabras, el Doctrino se detuvo para leer el efecto de su exposición en las caras de los oyentes.

Es nuestra Dirección General de Higiene: los lavaderos, el taller de planchado y el gimnasio, con un sinnúmero de aparatos movidos por la electricidad, invenciones diabólicas que le estiran a usted, le encogen, le rascan la espalda y le cosquillean como un rosario de hormigas. ¡Cosa de ver el lavadero, amigo Ojeda! continuó tras una pausa . ¡Lástima que esté ahora cerrado!

Colgó en la pared un cuadro de familia que representaba las postrimerías del hombre en diabólicas y extravagantes alegorías, y allí quedó, huésped de su adorada.

Acabados los oráculos, se hacen las ofrendas de la pesca y de la caza y aquellas diabólicas majestades, en señal de agradecimiento, llevan alguna cosa á la boca. Después vuelan con el Mapono por el aire, temblando á este tiempo tanto la iglesia, que parece se viene al suelo. Desaparece por mucho tiempo el Mapono, fingiendo que se va con sus dioses al cielo.

El Mapono se hubo de volver loco de dolor al ver esta determinación tan resuelta del capitán, de que no le pudo apartar con toda la fuerza de sus palabras diabólicas; habló con grande energía á los soldados para que ejecutasen el orden como el demonio quería, porque si no saldrían vanas todas sus diligencias y se escaparía de sus manos aquel enemigo jurado de su Dios.

Si los primeros cristianos evitaban con el mayor cuidado cuanto tenía algún roce con el paganismo; si condenaban las obras artísticas y poéticas de la antigüedad , y Tertuliano apellidaba invenciones diabólicas á las tragedias griegas , con mayor motivo debieron reprobar con horror el teatro de aquel tiempo, que se distinguía por tan repugnantes licencias .

No era Maltrana el único que se había aproximado queriendo perturbar con diabólicas propuestas su tranquilidad de argonauta reflexiva y prudente, aquel quietismo monacal de plácidas digestiones y largas siestas, que era para ella el encanto más grande de las travesías oceánicas.

María volvió a su asiento, tan fría, tan impasible como de él se había levantado. Cantó después unas variaciones verdaderamente diabólicas, en que la melodía quedaba oscurecida en medio de una intrincada y difícil complicación de floreos, trinos y volatas. Las desempeñó con admirable facilidad, sin esfuerzo, sin violencia, y causando cada vez más admiración.

Palabra del Dia

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