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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Ella no podía separarse del que amaba, y tampoco quería mentir: ella tenía corazón. El doctor interrumpió á su primo, que se complacía con doloroso deleite en detallar los recuerdos de aquella noche. ¿Pero, y el niño? ¿Y el hijo del amor? preguntó con cierta ironía. Sánchez Morueta miró al médico con unos ojos que pedían piedad.
Después de las hojas del libro de memorias que se referían, a su modo, a la materia que va reseñada brevemente, Ana encontró, y en ella se detuvo, la página en que rápidamente había reflejado sus impresiones al entrar en el Vivero en un día de Abril que parecía de Junio, alegre, ardiente, despejado. Leyó con deleite aquella página, no recreándose en el estilo, sino en los recuerdos. Decía: *
Sólo se explica la serena majestad del rey en aquel duro y largo trance por el claro convencimiento que de su dignidad tenía, sin que pudiera menoscabarla ningún dolor ni ninguna miseria, y por su conformidad perfecta con la voluntad de Dios, conformidad que en cierto modo endiosa el alma de quien la adquiere, convirtiendo las más acerbas penas y la más lastimosa humillación en deleite y en gloria.
Ambos eran felices presentándose mutuamente como almas incomprensibles o por lo menos no comprendidas del vulgo, y no se cansaban de exhibir con deleite toda una muchedumbre de ideas y sentimientos imaginarios.
Ideas y sentimientos que ella tenía aprisionados como peligrosos enemigos rompieron las ligaduras; y fue un motín general del alma, que hubiera asustado al Magistral de haberlo visto, lo que la Regenta sintió con deleite dentro de sí.
En fin, cuando supo la mujer que volvía su marido, vistió a la niña de gala, lo mejor que pudo, y ella se vistió un precioso traje azul que sabía que a él le gustaba en extremo. No atino a encarecer el contento de esta buena mujer cuando vio al marido volver a casa sano y salvo. La chiquitina daba palmadas y sonreía con deleite al ver los juguetes que su padre le trajo.
Cuando pasó la media hora, me consulté para saber si les otorgaría todavía algunos instantes: yo era entonces su providencia, y, en esta calidad, les acordé graciosamente mi protección, con una sonrisa. ¡Ojalá puedan vaciar hasta el fondo la copa del deleite! pensé, y resolví ir todavía a dar una vuelta por el jardín.
Sin embargo, Tristán sacó disimuladamente del bolsillo un billete y haciendo seña a la doncella, se lo dio por debajo de la mesa. Araceli seguía de humor placentero. La poética aventura con la vizcondesa había exaltado sus sentimientos de grandeza. Mecida con deleite sobre las nubes irisadas del cielo aristocrático, no daba paz a la lengua.
Ilustre amigo dijo el Padre de los Maestros con una voz untuosa , las señoras y señoritas aquí presentes me piden que interceda para que nuestro gran poeta nacional las deleite con algunos de sus versos inmortales.
Todos escuchaban con deleite esta voz de esperanza que refrescaba los corazones antes de que se entregasen á las angustias de la ruleta y el «treinta y cuarenta». Hablaba con la autoridad de un hombre bien relacionado y que puede saberlo todo. «Conocía á Wilson»; él mismo acababa de declararlo.
Palabra del Dia
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