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Actualizado: 5 de octubre de 2025
14 Y él despertando, tomó al niño y a su madre de noche, y se fue a Egipto; 15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes: para que se cumpliese lo que fue dicho por el Señor, por el profeta que dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.
A pesar de los siglos pasados nos sentimos tan jóvenes como los primeros mortales, despertando á la vida en el seno de la madre bienhechora; hasta somos más jóvenes que ellos, puesto que tenemos plena conciencia de nuestra vida. La tierra es hoy tan bella como el día que nutría á los Centauros, y nosotros, más que esos monstruos, llevamos en nuestro pecho un corazón de hombre.
Al fin no pudo substraerse a la continua preocupación que le producía aquel intercambio de manifestaciones cada vez más llenas de halago y de dulzura, aquella penumbra sentimental que le envolvía, le acariciaba y le acompañaba a todas partes, despertando en su ser un verdadero deseo de adoración para aquella muchacha extraordinariamente linda, cuyo amor en ciertos momentos le parecía un raro sueño.
El del café no pudo resistir al encanto de tanta elocuencia, levantóse de su trípode y le abrazó. Al alargar sus manos con entusiasmo, una botella cayó y fué rodando hasta dar un golpe á Robespierre, el cual, despertando súbitamente, dió un atroz maullido y fué á buscar regiones más tranquilas en lo alto del armario de los bizcochos.
Causó esto en el pueblo gran confusión y espanto, el cual creció hasta que el demonio, en forma de un grande pájaro, despertando al cacique, le estimuló y exhortó á la fuga, por lo cual, así el cacique como el Mapono más venerable y de más años, y en pos de ellos gran parte de la plebe, se huyeron á los bosques, metiéndose en las grutas de las fieras.
La noticia corrió de un extremo a otro de la corte, sin hacer derramar una lágrima, pero despertando por todas partes la admiración, el espanto y, sobre todo, la curiosidad; la curiosidad ansiosa y hasta, por decirlo así, rabiosa de conocer los pormenores de aquel drama misterioso, más interesante que los lúgubres episodios de Ana Radcliffe y las dramáticas aventuras de Clara Harlowe.
La gente, al ver que volvía sólo el alemán con los padrinos y acompañantes, dio por cierta la catástrofe, con la afición que muestran las masas por los finales trágicos. El barón belga estaba herido: tal vez había muerto a aquellas horas. La noticia dio la vuelta al paseo, despertando en las señoras un coro de lamentaciones: «¡Un mozo tan cumplido! ¡Qué desgracia!...».
Ojeda, con su lírico entusiasmo, reconstruía los pensamientos de la muchedumbre cosmopolita que iba hacia el Sur tendiendo las manos tras el aleteo de la diosa sin cabeza. Este nombre circulaba como una música por el mundo viejo, despertando las almas adormecidas.
Pero, repentinamente, al triste concierto se unió un murmullo creciente parecido al de una multitud lejana que sollozaba, gemía y gritaba desesperadamente. Mi sueño se hacía intranquilo por momentos, cambiándose al instante en pesadilla y despertando sobresaltado.
Estos y otros dos, que Lázaro no había visto nunca, subieron. Coletilla les había sentido en su sueño de lechuzo, y despertando súbitamente se adelantó hacia la puerta. ¡Hola, ustedes!... exclamó de repente; pero mudando de tono en un instante brevísimo, dijo con afectada frialdad ó indiferencia: ¿Qué se les ofrecía á ustedes?
Palabra del Dia
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