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Actualizado: 27 de julio de 2025
Casi diariamente recibía personas de la vecindad que se habían interesado por su curación y que iban a felicitarla por haber recobrado la salud. La viuda inició la conversación con unas cuantas palabras incoherentes que daban idea del tumulto de sus pensamientos. Señora le dijo , usted no esperaba seguramente... yo tampoco esperaba... Si hubiese sabido... Acabo de llegar de París, señora.
Cuando lo leyeron los amigos que acompañaban al señor de Lamagorza en su casa, y cuando este les refirió detalles del hecho, oyéronse las exclamaciones más ardientes sobre el estado moral e intelectual del país; se recordaron otros hechos análogos ocurridos antes en Madrid, Valencia y Málaga, y por último se declaró con unanimidad muy satisfactoria que era preciso hacer algo, ¡algo, sí!, y consagrar muchos ratos y no pocas pesetas a la curación del cuerpo social.
Muy apreciada, es celebrada la corpulencia de su tronco, que llega á alcanzar 20 metros y cerca de uno de diámetro; es la mejor madera para embarcaciones del país. Tabigui. El fruto de este árbol dá buenos resultados en la curación de humores sifilíticos. Su madera es tintórea. Tabla comprensiva de las condiciones de las maderas reseñadas. Nombres. Elasticidad. Peso Resistencia. Específico. Carga.
Creyendo en esas promesas, la Condesa le había conducido a Italia, a Milán, a los lagos lombardos, a los lugares familiares para ella, a las casas donde había vivido, esperando que estando lejos de sus correligionarios y por virtud del benéfico clima moral, la curación fuese más pronta. Lejos de eso, el desengaño había sido más rápido.
Está, pues, fuera de duda, que cuando la fiebre se presenta con todos sus caractéres se la puede detener y aun hacerla abortar: puede estarse seguro de poder dominar sus elementos, de impedir sus manifestaciones mas graves, de conducirla, en fin, dulcemente á la curacion.
Bastaba poner el pie en Turquía; el continente estaba a algunas millas de allí, ¡se le veía, se le tocaba casi! Supo, por fin, donde se podía adquirir arsénico a un precio módico. Hacia los últimos días de julio, oyó afirmar a muchas personas que la joven condesa estaba en vías de curación. Se aseguró por sus propios ojos y vio que, efectivamente, estaría restablecida de un día a otro.
Esto le consolaba y le satisfacía; y si no había vuelto ya a Coteruco, era porque quería hacerse desear un poco más, para asegurar mejor la curación de sus «locos». Desgraciadamente no participaban sus hijos de aquéllas sus ilusiones, porque tenían otros gustos muy diferentes; pero todo podía arreglarse con algún sacrificio de cada cual.
Después, ¡qué recuerdos tan penosos! A las tres las obsesionaba la enfermedad del caballo, como si éste fuese de la familia. Estaban arrepentidas de haber salido de casa; sentían la falsa esperanza de los que se interesan por un enfermo y creen que permaneciendo a su lado aceleran la curación.
Sin embargo, la capillita en cuestión tenía aún sus fieles, escasos, pero tenaces; aldeanas viejas apegadas a las antiguas costumbres como a las antiguas modas, y que iban a quemar un cirio por la curación de alguna enfermedad, rudos pescadores que en la tormenta han puesto su confianza hereditaria en la Virgen que acogía los votos de sus padres, y jóvenes prometidos, supersticiosos como todos los enamorados, que van a encender dos cirios juntos cuya llama más o menos viva es el símbolo de su amor.
Los médicos diferían sobre la causa del mal, pero ninguno se atrevió a responder de la curación. El señor Le Bris había perdido la cabeza como un capitán de barco que encuentra un banco de rocas a la entrada del puerto. El señor Delviniotis, más tranquilo, aunque no había podido menos que llorar, abrigaba tímidamente un resto de esperanza.
Palabra del Dia
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