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Actualizado: 8 de junio de 2025
Ya estaba agotado el artículo de verduras; ahora a otra cosa. Y atravesando el arroyo, pasaron a la acera de enfrente, a la del Principal, donde estaban los vendedores del casquijo, ¡Vaya un estrépito de mil diablos! Bien se conocía la proximidad de las escalerillas de San Juan, con sus lóbregas cuevas, abrigo de los ruidosos hojalateros.
La punta ruinosa, mordida por el mar, con cuevas que amenazaban convertirse en estrechos, sin entrada fija, aislada de tierra firme por los jardines de Villa-Sirena y defendida por una pared hostil, representación inexpugnable del derecho de propiedad, era para don Marcos un motivo de indignación y de escándalo.
A nuestro humilde juicio y conformes con el de personas competentes que han estudiado el terreno, ocupaba la antigua población principalmente una gran parte del sitio en que hoy se extiende el Barrio de las Cuevas, barrio que viene a terminar por casi detrás de la actual Casa provincial de Beneficencia, y designado con aquel nombre por las muchas cuevas que hay, y por los restos de otras que en su tiempo serían tal vez ocupadas por los moros.
Una escalera de caracol. ¿Y á dónde va á parar esa escalera? A muchas partes, entre ellas á la cámara del rey y de la reina, y á las cuevas del alcázar. ¿Y cómo dísteis con ese tesoro, hermano? Buscando un gato que se me había huído. Sois el diablo familiar del alcázar. Sigamos adelante, que luego volveremos por aquí. Sigamos, pues. Anduvieron algún espacio. Dadme la mano y cerrad la linterna.
Mientras tanto, el general y los suyos estaban en el comedor. Bebían abundantemente y consultaban mapas extendidos en el suelo. El pobre hombre había tenido que bajar á las cuevas en busca de los mejores vinos. Al anochecer se marcó un movimiento de flujo en aquella marea humana que cubría los campos hasta perderse de vista.
Pero habiendo comunicado el proyecto con su tío, este varón esforzado creyó oportuno lanzar una serie de gritos inarticulados, fuera todos ellos del diapasón normal, terminados los cuales se le oyó exclamar: ¡Cómo! ¡Un Cuevas metido a cervecero! ¡El hijo de un capitán de navío, el nieto de un contralmirante de la Armada! Tú estás desarbolado, Gonzalo.
En 4 de Marzo, el rey Felipe IV acompañado del Almirante de Castilla y don Carlos su hermano y del señor Duque del Infantado y el de Cea y el de Alcalá, Conde de Parma y de la Torre, Marqués de Castro Rodrigo y de Alcalá y de otros muchos señores caballeros de habito fue en vna muy maravillosa falua por el rio de esta ciudad de Sevilla á las Cuevas que fué muncho que ver» .
Era un chisporroteo de fuegos amarillos, de lomos azules, de aletas rosadas. Salían de las cuevas plateados y vibrantes como relámpagos de mercurio; otros nadaban lentamente, panzudos, casi redondos, con una cota de escamas de oro.
Anduvimos este dia 4 leguas. El 16, salimos al salir el sol: dá el rio vueltas de N á S, y al poniente á una y otra márgen hay elevadas barrancas con algunas cuevas, criaderos de tigres; y los hay con tal abundancia, que los veiamos de cinco y seis, pero sin hacer daño. A la parte del N vimos una indiada; vino uno de ellos á la canoa, y díjome ser chiriguano.
Creen que sus buenas deidades crearon el mundo, y que primero criaron los indios en sus cuevas, dándoles á cada uno una lanza, arco y saetas con sus bolas de piedra para pelear y cazar, y echándolos luego al mundo para proveerse á si mismos.
Palabra del Dia
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