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Actualizado: 23 de mayo de 2025


La secretaría, el despacho del presidente, la sala de ensayos de la orquesta, eran amplias y desnudas cuadras, con el pavimento de madera podrido y roto, y las paredes blanqueadas. La escalera estaba bien iluminada y adornada con macetas de flores, que atestiguaban el celo y el gusto de don Mateo. Gonzalo y Cecilia la subieron de bracero.

A la derecha y casi a plomo del balcón, el principio de un corral que seguía fachada abajo y daba vuelta en ángulo recto hacia la otra, lo mismo que el cobertizo que le cercaba por el lado del río, y estaba destinado, por las muestras visibles, a cuadras, leñeras y pajares.

Aposentáronse despues en ella muchos reyes cristianos, y el Rey Católico hizo en ella muchas cuadras y aposentos con sus escudos de armas, y empresa de las coyundas y lazos con el TANTO MONTA: todo muy bien labrado y dorado con otras muchas molduras, y sobre todo, hizo una hermosísima sala que llaman sala dorada, porque toda la techumbre de ella, demás de estar labrada á las mil maravillas, parece un puro oro finísimo.

Y el rostro de la anciana sonreía con expresión de dichosa ingenuidad senil. Tomaron una casa muy linda, continuó en la calle de la Piedad, junto a la iglesia. ¿Viven ustedes siempre allí? ¡Oh, no señora! Nos mudamos. Yo apenas me acuerdo. La echaron abajo hace tiempo, abuelita dijo Zoraida. Ahora viven en la calle Cerrito, a pocas cuadras de aquí.

En seguida, alzando la voz, y señalando hacia las cuadras vecinas: ¡A la enorme felonía gritó de esos malos caballeros! Por Dios, hable vuesa merced más bajo, que pueden oílle interrumpió Ramiro, agregando: De suerte que vuesa merced lo sabe también por... Por esta rapaza contestó el Canónigo señalando a Casilda.

Los «monos sabios» conducían de las riendas los caballos heridos, que arrastraban sus entrañas por el suelo, soltando al mismo tiempo por debajo de la cola una diarrea de susto. Al verlos, un encargado de las cuadras comenzó a mover pies y manos, agitado por una fiebre de actividad. ¡Fuerza, valientes!... gritó dirigiéndose a los mozos de las caballerizas . ¡Duro! ¡duro ahí!

Montenegro, a pesar de su vida sedentaria de oficinista, sentía removerse en él atávicos entusiasmos a la vista de un corcel de precio; sentía la admiración del nómada africano ante el animal, eterno compañero de su vida. De la riqueza de su jefe don Pablo, sólo envidiaba la docena de caballos, los más caros y famosos de las ganaderías de Jerez, que tenía en sus cuadras.

A la derecha, y en cuadras también borriqueñas, no menos inmundas que las otras, acudían a dormir de noche muchos pobres de los que andan por Madrid: por diez céntimos se les daba una parte del suelo, y a vivir.

Al ver al torero en las inmediaciones de la plaza se aproximaron a él algunos individuos astrosos, parásitos del circo, vagabundos que dormían de limosna en las cuadras, sustentándose con la caridad de los aficionados y las sobras de los que comían en las tabernas inmediatas.

Todos los troncos de caballos y mulas, así como los corceles de silla del millonario, habían salido de las grandes cuadras que tenía adosadas a la bodega; y con ellos, los brillantes arreos y los vehículos de todas clases que compraba en España o encargaba a Inglaterra, con su prodigalidad de rico, imposibilitado de poder demostrar de otro modo su opulencia.

Palabra del Dia

condesciende

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