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Golpes repetidos en la puerta, y la voz gangosa del hermano de Nélida, una voz que balbuceaba más que de costumbre por el temblor de la cólera: «¡Abre... abre!». Empujaba la puerta como si quisiera echarla abajo. Por un resto de prudencia habló a través del ojo de la cerradura: «Abre: tienes un hombre en la "cabina"... Se lo voy a decir a papá».

Entonces tomé todos los años la costumbre, el día 8 de Diciembre, de corregir o adicionar la dicha oda a la Inmaculada, y en tal estado la dejé, que más que oda es un canto épico. »También escribí en Alicante, con motivo de la restauración de la iglesia de San Roque, mi poesía La erección de un templo.

El mismo D. Pantaleón resolvió que la boda se celebrase con un día de campo en los Viveros, como era uso y costumbre entre el elemento distinguido del comercio de Madrid. Fue en el primer domingo de Agosto.

Acaso habías perdido la costumbre de oirle en los veinte años que hace que no nos vemos, pero nunca es tarde para ceder á los buenos consejos. Ya ves con qué confianza he venido á buscarte ...; os que, en realidad, no se trata ya de ti ni de , sino de esos muchachos, que merecen ser dichosos ... Nos pasaremos sin ti para su dicha como nos hemos pasado para su matrimonio; llegas tarde.

Aun iré más lejos: la Biblia es la única obra indispensable que yo conozco, y me parece que al dársela al hombre, Dios le ha dado todo lo necesario para su inteligencia. Por eso yo he conservado la costumbre de leer todas las noches un capítulo según el estado de mi espíritu.

De recibir y agasajar al clero, hecho a poco y mal guisado, estaba encargado por orden y cuenta mías, y también según otra costumbre, el párroco don Sabas; de los demás forasteros del montón, nadie solía cuidarse, y nadie se cuidó allí tampoco.

Pero ya había tomado la maldita costumbre de ir, y todas las noches, si lo retardaba algo, empezaban al toque de ánimas a hormiguearle y bullirle los pies, y ellos mismos, pronunciándose y rebelándose contra su voluntad, le llevaban a escape y como por encanto a casa de ambas Juanas.

Salió gritando á voces un soldado Sin saber lo que es; que de costumbre Tenia de gritar; sueltan á Sierra, Y á Mendieta la gente toda afierra. El pobre desque vió como aferraba La chusma de èl, procura escabullirse Con una poca gente que llevaba, Que con él determina de huirse.

No muy bien... contestó Ignacio, nublado más que de costumbre el ceño . Padece mucho.... Cuando la dejé estaba, sin embargo, más aliviada. Con su vuelta de usted se pone buena del todo.

Despues no hallamos indios en 18 dias, y llegados al rio que corre por la misma tierra, encontramos gran número de ellos juntos, llamados Macurendas . Estos no tienen mas comida que pescados y poca caza; y habrá 18,000 de guerra, con gran número de canoas. Recibiéronnos, segun su costumbre, de paz, y nos dieron de lo que tenian liberalmente.