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Actualizado: 6 de junio de 2025


Las casas de los particulares están también con proporción y en ellas reciben á los forasteros que los van á visitar. Y lo que más admira es que para fabricarlas no usan de otro instrumento que de una hacha de piedra con que cortan maderos muy gruesos, aunque con mucha dificultad.

DULCE DE LIMÓN. Se toman limones buenos y se pesan, y se pone la proporción de azúcar algo más que para las naranjas; se les quita la parte amarilla con el rallador y se cortan en rajas a lo largo. Se tienen un momento en agua hirviendo y en seguida se ponen en agua fría veinticuatro horas, cambiando el agua dos o tres veces.

ENSALADA DE ALCACHOFAS. Una vez cocidos con agua y sal los tallos y cabecitas más tiernas de alcachofas, se sirven con aceite y vinagre. ENSALADA DE PATATAS. Después de cocidas con agua y sal, se pelan y cortan a ruedecitas, componiéndolas con aceite y vinagre. Sirven todas las ensaladas para adornar platos.

MANOS DE CERDO CON BECHAMELLE. Se hace exactamente igual que las anteriores, sino que antes de rebozarlas en pan molido y huevo batido, se envuelven bien en una bechamelle fina. OREJAS DE CERDO REBOZADAS. Se cuecen lo mismo que las manos, se cortan a trochos, se rebozan en harina y huevo batido; se sirven también sobre una servilleta.

Vivía la señora de Pinto en una de las mejores calles que cortan perpendicularmente la calle de la Universidad: en la parte menos bulliciosa de las dos en que la ciudad está dividida por el Sena. La casa de la dama brasileña era nueva y tenía hermoso aspecto. La señora de Pinto habitaba en un piso principal, cómodo y espacioso.

Miró hacia el palacio del acuario, que asomaba su blancura entre la columnata de los árboles. Quisiera ser continuó, pensativa uno de esos animales de mar que cortan con las tenazas de sus patas... que tienen en los brazos tijeras, sierras, pinzas... que devoran á sus semejantes y absorben todo lo que les rodea.

En aquella ensenada desaguan gran número de ríos y esteros, siendo de citarse los llamados Pinanimdim, Yaue, Ipil y Cabuyao, cuyas corrientes prestan un gran servicio á los madereros, arrastrando los trozos que cortan en los bosques. En la ensenada de Calutan, se conserva un castillejo habitado por un guardián.

Sería inútil buscar nada mejor.» «Vamos más lejos, dice el otro, aquí hay moscasLe pasean así hasta que ha encontrado un lugar de su agrado y se decide generalmente a la puesta del sol. Entonces se arrodilla, los dos vecinos sacan sus cuchillos y le cortan tranquilamente la cabeza. Pero tiene, por lo menos, el consuelo de morir en un terreno a su gusto.

Valiente como es el Rey y como lo son todos los Elsberg, palideció al mirar el siniestro tubo y oír al villano que así se mofaba de él. ¡Ah, señores! acabó diciendo Juan, en el castillo de Zenda le cortan la cabeza a un hombre con tanta frescura como juegan una partida de cartas; y precisamente ese Henzar es el más cruel de todos... y el más temible también cuando hay mujeres cerca.

Salvos los cumplimientos y ceremonias de costumbre, no hubo en la conversación nada memorable, hasta que los tres, que iban juntos, salieron de la ciudad y llegaron al campo. La pequeña ciudad está por todas partes circundada de huertas. Muchas sendas las cortan en diversas direcciones. Á un lado y otro de cada senda hay una cerca de granados, zarza-moras, mimbres y otras plantas.

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