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Actualizado: 6 de junio de 2025
Los mayores, a la vista de la población regular, cesaban en aquellas confidencias que parecían fruto sabroso de la amenidad campesina. Era como pasar de un país libre a otro donde todo es correcto y reglamentario.
Yo creo más correcto que el señor.. Jacobo se detuvo sonriendo, como si ignorase el nombre de su antagonista diplomático, y la marquesa le apuntó muy formalmente: Antonelli... Así no saldremos de faldas. ...que monseñor Antonelli exponga antes la suya... El mundo ha sido siempre el decano del cuerpo diplomático.
Hacía algún tiempo que, preocupado de las desgracias por que pasaba María Teresa, y creyendo correcto participar de ellas, había vivido en lo que llamaba el retiro; es decir que se había presentado poco en el gran mundo, salvo en el club y en algunas comidas íntimas. Pero las palabras dichas a María Teresa lo desligaban.
Los sectarios de Gottsched se denominaron gottschedianos ó leipzigianos, y los de Bodmer, bodmerianos ó suizos. Gottsched, como poeta, es frío, sin nervio, sentimiento, ingenio ni imaginación, aunque castizo siempre y correcto en su lenguaje.
En este momento no está del todo presentable, pero usted le verá dentro de un momento más correcto.
Tenía entonces catorce años y era ya un portento de hermosura, mezcla dichosa del tipo inglés correcto y delicado y de la belleza severa de la mujer valenciana. Su tez guardaba los reflejos suaves, nacarados de la raza sajona. En su mirada azul y sombría había la misma profundidad y misterio que en los ojos negros de las valencianas.
Todo allí atestiguaba un lujo bruscamente desaparecido y del que sólo quedaba el noble orden de una habitación en otro tiempo suntuosa. Era fácil ver que los habitantes de la casa no estaban habitualmente en aquella pieza aparatosa, pues no se veían allí los objetos familiares á dos mujeres inteligentes y activas. Todo en aquel salón era correcto, frío, lúgubre.
Además, miss Margaret estaba allí, arrodillada en la palma de su mano, tendiendo los brazos en actitud implorante, y no es correcto que un gentleman se deje rogar por una señorita que pide protección, y más si esta señorita es su novia. Miró hacia el puerto, que dominaba en gran parte con su vista. Luego volvió los ojos hacia la cumbre de la colina ocupada por la Galería de la Industria.
Tomada esta resolución, y confirmándome mi desmejorada cara en mis pensamientos lúgubres, pensé que sería correcto y conveniente advertir al cura, y que por otra parte no podía morir sin estrecharle la mano. Bien determinada a ello, entré una mañana en el despacho de mi tío y le pedí permiso para ir al Zarzal. Más vale escribir al cura que venga, Reina. No podrá, tío; nunca tiene un céntimo.
¡Hija de Dios! exclamó entonces la rapazuela con un estirón de faldas hacia la rodilla, mientras se llevaba hasta la boquita risueña la otra mano a medio cerrar . ¡Y yo que estuve a pique de tuteále, cuando ahora, por la cuenta, me sale tío! Podría no ser todo esto rigurosamente «correcto»; pero a mí me resultaba muy entretenido.
Palabra del Dia
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